Marrakech es una de las ciudades más atractiva del mundo. El caos de la ciudad, llena de gente que camina todo el día por sus calles laberínticas es tan intenso que a veces es necesario retirarse a algún sitio tranquilo para relajarse y recuperar fuerzas y después sumergirse otra vez en este mar de caminantes que nunca para hasta la noche.

Una vuelta en este sitio tan distinto respecto a la cultura europea es imprescindible para quien busca una experiencia sensorial y espiritual al mismo tiempo.

Una ciudad ‘sensorial’ y ‘espiritual’

Marrakech es una ciudad que estimula los cinco sentidos, para entenderlo es suficiente ir por las calles del casco antiguo de Marrakech, llamado la ‘ Medina’, lleno de olores de comida, especias, té, de los que curten la piel.

Además es imposible no notar los colores de la mercancía de los vendedores en los mercados, cálidos y que invitan los espectadores a la meditación, como las lámparas realizadas en metal y vidrios coloreados, e imposible también no notar el ruido. Es el sonido de la gente que grita para que los turistas se acerquen y compren algo, de la música de los encantadores de serpientes o de las bandas que tocan de noche al fondo de la plaza principal, uno espectáculo que encandila la mente de quien asiste.

Espiritual por los rezos que hasta cinco veces por día salen de las mezquitas gracias a altavoces puestos en el exterior de las mismas, liberando en el aire pasajes del Corán. Esta ritualidad cadenciosa, parece parar el tiempo y demuestran la devoción religiosa de esta sociedad.

Experiencia de fuerte emoción también para los que no son musulmanes.

También considerando el elevado número de turistas que llenan sus calles podemos decir, sin equivocarnos, que Marrakech es uno de los sitios más internacionales de Marruecos, y esto lo demuestra la zona nueva de la ciudad, llena de tiendas internacionales y de discotecas lujosas frecuentadas por europeos y no.

Sitios de interés

Además de lo descrito hasta ahora, la ciudad posee sitios de gran interés turístico concentrados sobre todo en la Medina.

  • Jemaa El Fna: Es la plaza principal de Marrakech, el corazón de la ciudad. Una plaza que tiene dos caras: una de día y una de noche. Por el día los mercados ofrecen comida y productos típicos, como especias y frutos, mientras en la parte más cerca de las calles principales, los encantadores de serpientes realizan espectáculos. De noche los músicos, las performance de los acróbatas y astrónomos se multiplican, mientras el mercado se vuelve el sitio donde comer los platos más típicos de la zona (cous cous y el tajine). Este sitio fue elegido en el 2015 desde Tripadvisor como el monumento más importante de África del norte. Esto gracias a su encanto y el dinamismo por la que está caracterizada.
  • Los Suq: Justo al lado de esta plaza está el maravilloso mercado cubierto de Marrakech, donde se pueden encontrar los productos más típicos de Marruecos: especias, te, vestidos, joyas, ropa o zapatos de piel, teteras, lámparas con formas maravillosas. El mercado cubierto por un tejado de madera, transporta el visitante a tiempos antiguos, gracias a su atmósfera que lo hace parecer un lugar encantado donde puede pasar de todo, como en una fábula. El tamaño de este sitio es tan largo que puede parecer casi un laberinto y tiene varias plazas, cada una especializada más o menos en alguna tipología de mercancía. Tampoco aquí faltan carritos o sitios donde comer comida típica (especialmente carne), o donde poder tomar un té.
  • Torre de la Kutubia: Es la torre de la mezquita de la Kutubia, construida en el siglo XII, mide setenta y siete metros y es la torre más alta de Marrakech. Esta constituyó el modelo para la torre de la Giralda en Sevilla. Hace tiempo estaba decorada con elementos decorativos de estuco y cerámica, ahora su decoración esta casi completamente desaparecida. No se puede visitar, pero gracias a su imponente presencia constituye un elemento arquitectónico muy impactante, ya que se puede ver desde toda la Medina.
  • Tumbas Saadies: Estas tumbas de los sultanes, maravillosamente decoradas, fueron por muchos siglos un secreto para los infieles, hasta que en los años veinte, después algunas investigaciones, los soldados franceses se dieron cuenta de la presencia de este espacio escondido al lado meridional de la mezquita Kasbah y del palacio real. En nuestra época, este es uno de los monumentos más visitados de la ciudad.
  • Palacio de Bahia: Es un edificio del siglo XIX cuyo nombre significa ‘brillantez’. Fue realizado por orden de un gran visir, para su uso privado. El nombre del palacio sería el mismo de una de sus esposas. El edificio está constituido por varias habitaciones que dan a varios patios con fuentes y jardines.
  • Jardín Majorelle: Son entre los jardines más famosos de la ciudad, situados en la parte extramuros, fueron realizados en origen por el pintor francés Jacques Majorelle en los años treinta. Después fueron adquiridos por el estilista Yves Saint Laurent, que modificó la villa (de color azul) y plasmó al jardín un estilo tropical. Introduciendo plantas inusuales para el lugar donde se realizó. Son los jardines más importantes de la ciudad y entre los más visitados.

El alma de la ciudad

También si los sitios de interés de esta antigua ciudad son muchos (museos, palacios, mezquitas), seguimos recordando que el alma de esta ciudad tan increíblemente viva en muchos sentidos (culturalmente, comercialmente, humanamente), es su gente.

Por eso el mejor consejo que podemos dar es de vivir Marrakech en sus calles, o en alguna terraza bebiendo un té y escuchando a la multitud vivir día a día. Esta será seguramente la experiencia que quien viaja a este lugar mágico más recordará.