Lisboa es una ciudad cosmopolita y romántica que emerge sobre siete colinas, de ahí su peculiar topografía, con grandes cuestas y bajadas vertiginosas que la inundan y la llenan de encanto. Actualmente es la Capital Iberoamericana de la Cultura 2017, con más de un centenar de actividades que se incluyen en un programa titulado "Pasado y Presente" y que se llevarán a cabo hasta finalizar este presente año. Visitar la ciudad mientras se pasea por sus históricas calles empedradas y disfrutar de un magnífico atardecer cerca del río Tajo, son cosas que harán de éste, uno de tus Viajes más recordados.
En la capital de Portugal se come muy bien, con platos variados de pescado donde destacan las especialidades cocinadas con bacalao, la francesinha y los dulces exquisitos que hacen de la repostería lisboeta todo un manjar. Además de probar las delicias culinarias que ofrece también tienes que visitar sus lugares imprescindibles. Aquí te hablo de los mejores para que prepares tu próxima escapada:
-Torre de Belém y Monasterio de los Jerónimos. Ambos monumentos de estilo manuelino fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1983. La Torre de Belém, con sus 30 metros de altura, defendía inicialmente la ciudad de posibles ataques por mar, actualmente constituye una de las más importantes atracciones turísticas del lugar.
Se sitúa en la desembocadura del Tajo y cuenta con cinco pisos comunicados por una estrecha escalera de caracol. El Monasterio de los Jerónimos es uno de los más bellos de todo el mundo. Fue erigido durante el siglo XVI y en su interior se encuentra la tumba de Vasco de Gama. A pocos pasos de este monasterio se encuentra la Antiga Casa Dos Pastéis de Belém, en funcionamiento desde 1837.
Una visita recomendadísima para degustar los deliciosos y tradicionales pastéis de nata, unos dulces bocaditos hechos con masa de hojaldre y relleno de crema que te dejarán con muy buen sabor de boca.
- Tranvías. Si hay algo que caracterice a esta ciudad son sus emblemáticos e históricos tranvías amarillos. Hay cinco líneas de tranvía, de las cuáles la más conocida y visitada por los turistas es la línea número 28.
Los diez kilómetros de sus raíles discurren por los lugares más castizos e imprescindibles comprendidos entre Bairro Alto, Baixa, Chiado, y Alfama.
- Miradores. Conocidos como miradouros en portugués, son puntos estratégicos e ideales para disfrutar de una maravillosa puesta de sol y de la ciudad a vista casi de pájaro. Sobre el barrio de Alfama, popular por el fado, se sitúa el miradouro de Santa Luzia. Está engalanado con azulejos y ofrece una vista encantadora. Otro de los miradores principales de la capital lusa es el de São Pedro de Alcântara, ubicado entre jardines y desde donde se obtiene una panorámica privilegiada de la ciudad y del Castillo de San Jorge como principal protagonista.
- Santuario Nacional de Cristo Rey.
Este gran monumento religioso nos recibe con los brazos bien abiertos, tal y como lo hace el Cristo Redentor de Río de Janeiro en Brasil. Se encuentra dentro del área metropolitana de Lisboa, concretamente en Almada. Se llega hasta allí cogiendo un barco desde la estación Cais do Sodré a Cacilhas, y una vez allí, la línea 101 de autobús te lleva hasta la parada Cristo Rei. Desde este punto se obtiene una vista espectacular del Puente 25 de Abril, que nos recuerda indudablemente al puente de San Francisco (California), y de la ciudad de Lisboa con el río Tajo a su paso.
- El Barrio de Chiado. Aquí se respira un aire bohemio y literario, especialmente porque en la terraza del café A Brasileira (Rua Garret 120) se encuentra la estatua del poeta y escritor Fernando Pessoa.
Uno de los escenarios más emblemáticos y visitados de la ciudad.
- Oceanário de Lisboa. Es el segundo más grande de Europa, después del Oceanogràfic de Valencia, y fue diseñado por Peter Chermayeff. Un lugar increíble donde disfrutar de un paseo entre diferentes especies marinas de todo el mundo. Una experiencia que agrada tanto a niños como a mayores.