Tras abordar un taxi en Ipiales con destino a la frontera ecuatoriana, nos despedimos de ese tranquilo y helado pueblo (no por la gente lo de helado…por el clima). Al llegar a la línea divisoria entre estos dos lindos países, pero con pueblos con el mismo don de gentes y sentido humano, nos disponemos a realizar el trámite de migración de la República de Colombia, hecho esto caminamos unos metros y realizamos migración en Ecuador en donde te preguntan cuánto tiempo permanecerás en su país, hasta donde irás y a que te dedicas (por supuesto solicitan y sellan tu pasaporte).
Primer error, si vas de mochila y tu tiempo es indefinido…no inventes, no estimes…diles que el tiempo máximo permitido, el cual es 90 días (3 meses) o inclusive si vas en un viaje planificado, hazlo de la misma manera por si tienes algún percance, porque llegado el caso en que decidas o debas permanecer más tiempo de lo dicho en Ecuador y a migración le diste otra fecha, puedes tener problemas.
Habiendo pasado el protocolo de cruce de frontera tomamos un taxi hacia el terminal de autobuses de Tulcán…oww…ya estamos en Ecuador, ahora sí, a pagar en dólares. A nuestro arribo a la terminal de autobuses en Tulcán se nos acerca un señor muy afanado preguntando hacia donde nos dirigíamos (Ibarra) y siendo para el bus que él promociona ese su destino, nos subimos casi a la fuerza con su manera de persuadirnos, segundo error, ya que un minuto después del bus haber partido, nos bajaron por no tener boletos…DEBES COMPRAR BOLETOS DEFINITIVAMENTE.
En nuestro camino a Ibarra conocimos a John, un colombiano residente en Ecuador, quien nos enseñó desde sus experiencias, cómo se mueve la cultura ecuatoriana en el día a día, nos dio consejos sobre lugares buenos y malos y además nos acompañó y pagó un taxi . En el camino a Ibarra (3 horas) el autobús debe realizar varias paradas, en donde la policía revisa tus maletas y mira tu cara, y en otras se suben muchos vendedores de lo que quieras (dulces, agua, jugo, comida típica, frutas, etc.).
Fue alarmante para nosotros ver que la última persona que se subió como vendedora al bus, fuese una señora de gran edad, que ni su motricidad le permitía sostenerse ni los años le permitieran hablar con claridad, vendía frutas, una en particular (amarilla, de textura lisa y puntos cafés) que no fuimos capaces de descifrar el nombre; nadie compró a la señora dicha fruta la cual ofrecía a 1UDS, pero antes de bajar le obsequió a John (mostrando una inmensa nobleza) una bolsa de ellas.
Vale aclarar que nuestro amigo John era más capacitado que nosotros al poder realizar nuestras mismas actividades y tal vez más, faltándole sus extremidades superiores.
Después de observar hermosos paisajes y ponernos nostálgicos con la nobleza de aquella señora, llegamos a San Miguel de Ibarra “La Ciudad Blanca” a una temperatura promedio de 18°C donde un coush, Frabricio, nos hospedó por tres (3) días y nos abrió las puertas de su casa y su familia. Ibarra es una ciudad tranquila, colonial, ubicada en las faldas del volcán Imbaburra, con un clima esplendoroso ¿Tal vez porque es la ciudad con el aire más puro del Ecuador y la segunda en Latinoamérica?.
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