Los aparatos electrónicos tienen fecha de caducidad como los yogures, y no es un chiste por desgracia para el consumidor. Un frigorífico hace unos pocos de años duraba 30 años de media, naturalmente para el fabricante que durase tanto no era rentable, hoy en día tiene una vida 6 a 7 años, por poner un ejemplo y normalmente sale más caro repararlo, que comprarte uno nuevo. Con la tecnología que tenemos hoy en día un electrodoméstico sin averías programadas podrían durar entre 40 y 70 años, estos aparatos no serían rentables para el fabricante
Todo esto comenzó con las bombillas, duraban mucho y los dos o tres fabricantes que se encargaban de venderlas, llegaron a la conclusión que se tenía que limitar su vida y así poco a poco fueron bajando su duración, y con la condición que todas durasen lo mismo independientemente de quien la fabricara.
Una bombilla hallada en un parque de bomberos de California, llevaba la friolera de 111 años encendida sin que nunca se hubiera apagado, ¿te imaginas comprar una bombilla que durase toda tu vida? Pues realmente existía. Hay más de 10 patentes de bombilla que podrían durar 60 o 70 años encendidas, pero desgraciadamente nunca verán la luz, muchas de estas patentes se han querido comprar por millones a sus creadores, e incluso han recibido amenazas al querer vender el producto por internet.
Apple fue demandada por unos usuarios por que demostraron que sus IPod, estaban programados con obsolescencia, pero a pesar de ganar los juicios les es más rentable pagar indemnizaciones, que dejar de fabricar productos con fecha de caducidad.
Las impresoras las fabrican con un chip que va contando las copias que hacemos y cuando llega al número de copias programado, dan avería y al igual que los electrodomésticos sale más rentable comprar nuevo.
Algunos economistas nos quieren hacer creer que esto crea empleo, al tener que fabricar más producto, pero otros en cambio dicen que no es real, si creas productos que duren mucho se creará un mercado más grande de segunda mano y tendrían que resurgir los negocios de reparación, que prácticamente fueron muriendo todos.
Si cambiaros la política actual de fabricar para usar y tirar, por productos más duraderos no tendríamos que fabricar en China barato y comercializarlo luego en el resto del mundo, se crearían puestos de trabajo fabricándolos en cada país y la calidad sería mejor.
El planeta también pagará caro esta política del usar y tirar, miles de electrodomésticos, ordenadores y todo tipo de aparatos electrónicos acaban en nuestros vertederos, y muchos de los componentes de dichos aparatos son nocivos para la salud. Muchas organizaciones de consumidores están intentando obligar a los fabricantes a poner la vida útil del producto, para que al comprarlo sepamos cuanto nos va a durar, pero de momento sólo queda en peticiones, mientras tanto estamos a la espera de que algún día sepamos más o menos cuando tenemos que reemplazar el televisor o nuestra impresora.