Una tragedia sacudió la modorra de Palomeque, un pequeño municipio de no más de mil habitantes en la provincia de Toledo. Un niño de nueve años de nombre Alejandro murió atrapado dentro del coche de su padre, al quedar expuesto a los rayos del sol después del mediodía del domingo de Pascua, 17 de abril.

Según la reconstrucción que investiga la Guardia Civil, el niño se quedó jugando en el interior del vehículo nuevo de su padre. El coche, de reciente compra, tenía fascinado al niño, según contaron sus consternados allegados, y jugando con sus mandos habría bloqueado accidentalmente los comandos de cierre de las puertas y ventanillas.

El coche del padre se transformó en una trampa mortal con el calor

Mientras el niño jugaba en el coche, el padre fue a dormir una siesta, pero cuando despertó no encontró a su niño en la casa y comenzó a buscarlo, para encontrarlo encerrado dentro del coche. Alejandro se había quitado la ropa, había vomitado y estaba inconsciente.

Si bien al día de hoy reinan las temperaturas frías y hay previsiones de borrascas y tormentas de nieve, el pasado domingo fue un día agobiante, con temperaturas que treparon hasta los veintisiete grados, que convirtieron al coche en una trampa mortal para el niño, ya que inclusive estaba aparcado al sol en la calle Constitución.

Los servicio de Emergencias no pudieron salvarle la vida

El padre inmediatamente llamó a los servicios de Emergencias 112, que se trasladaron desde Illescas, distante a unos veinte kilómetros de Palomeque. Después de todos los intentos de reanimación, solo quedó certificar la muerte del pequeño Alejandro a las siete y media de la tarde.

Los padres de Alejandro estaban separados, por ese motivo el fin de semana el niño se encontraba solo en el domicilio con su progenitor. Sin embargo, familiares aseguran que no había conflictos y que la expareja mantenía buenas relaciones y convivencia.

La Policía Judicial de la Guardia Civil de Toledo se aboca en estos momentos a esclarecer los hechos, pero aparentemente no hay indicios de criminalidad.

Tan solo una triste tragedia provocada por un brutal golpe de calor, que deberá ser confirmada por los resultados de la autopsia.

Jamás dejar un niño solo en un coche

No es la primera vez que ocurre una desgracia de estas características. Se calcula que en Europa han fallecido al menos un centenar de niños desde el año 2006, presos dentro de un coche. Jamás hay que dejar a un niño encerrado ni por un minuto, ya que las temperaturas pueden llegar a ascender rápidamente hasta los 60 grados en el habitáculo, una medida que excede la corporal.

Temperaturas mayores a 42 grados provocan un golpe de calor, una hipertermia que junto con la deshidratación, puede llevar a la muerte. Y los niños son los más sensibles a estos violentos cambios, junto con personas ancianas o con problemas cardiorrespiratorios.