El cazador cazado sería el título de la situación: la subdirectora de seguridad de la cárcel de Villena, en la Comunidad Valenciana, ha sido detenida por la Guardia Civil el miércoles por simular haber sido amenazada por encapuchados.

La funcionaria había hecho una denuncia de amenazas a la fuerza en donde explicaba los orígenes de la agresión que sufrió a manos de encapuchados cuando salía de su domicilio en Benidorm. En su ponencia, relacionaba lo sucedido en la puerta de su casa con problemas que estaba teniendo con otros funcionarios de la cárcel a raíz de un episodio ocurrido el pasado 16 de agosto con la reducción por la fuerza de un preso enfermo mental, momento que está registrado en un vídeo.

Las amenazas estarían relacionadas a un oscuro episodio en el centro carcelario

Las amenazas que le comenzaron a llegar a la subdirectora le exigían que borrase las imágenes en su poder sobre ese hecho y le hacían saber que el director la estaba utilizando. De manera anónima los mensajes advertían que debía trabajar como los funcionarios, tan solo cumpliendo órdenes, ya que todavía tenía una larga carrera por delante. Los anónimos le llegaron por escrito y por teléfono.

Pero en un momento, los mensajes se materializaron en un hecho muy violento, siempre según la funcionaria: encapuchados la enfrentaron en la puerta de su casa y la agredieron físicamente. Para los investigadores, la denuncia no parecía creíble por varios detalles.

En primer lugar, causó sospechas la reacción primaria de la víctima, que en lugar de llamar a la Policía o a emergencias, se fue directamente a la cárcel, donde estuvo bastante tiempo antes de ir a un centro de salud cercano a la penitenciaria.

No coincidía el número de agresores en la denuncia de la subdirectora

Allí le atendieron unas leves heridas en un ojo y un labio, algo que no parecía de la magnitud de una paliza provocada por un número importante de individuos, según había consignado la mujer.

Ese número también ahondó las sospechas, porque la subdirectora dijo que eran cuatro en el informe médico y seis en la denuncia ante la Guardia Civil.

Las incongruencias dispararon las alarmas y la investigación: la revisión de las cámaras de seguridad de Benidorm en las adyacencias de la casa de la mujer revelaron que no hubo movimientos extraños y que nadie se había aproximado a la casa durante el período de tiempo en que habría sido la agresión.

Las amenazas provenían de un teléfono de la supuesta víctima

Terminó de cerrar la estrafalaria denuncia, un teléfono celular analizado desde donde se habían enviado los mensajes amenazantes a la funcionaria carcelaria. Los investigadores cantaron ¡bingo! El teléfono era de la misma supuesta víctima, quien quiso justificar diciendo que era un viejo aparato que había perdido y no había dado de baja.

Finalmente, fue detenida por la Guardia Civil bajo los cargos de ‘simulación de delito’, que tiene una pena que va de seis a doce meses, por lo cual fue dejada en libertad tras haberse negado a declarar.

Instituciones Penitenciarias ha informado que "en las próximas horas" dejará cesante a la subdirectora de seguridad y que también se le abrirá un expediente disciplinario a partir de la comunicación oficial, un expediente que es un trámite paralelo a la destitución y proceso judicial.