Los hechos ocurrieron el 30 de junio de 2013, cuando Andreu Coll junto a Francisco Abas, asesinaron al padre del primero, Andreu Coll Bennàssar, en Mallorca. Un empresario dueño de una empresa de máquinas recreativas y de una inmobiliaria, que además poseía un centenar de propiedades repartidas por el país. El asesinato fue muy sonado, ya que ambos amigos asesinaron al progenitor imitando uno de los Videojuegos favoritos de los dos.

Ambos fueron condenados a prisión, el hijo del empresario a 17 años y medio, y su compañero a 16 años y medio. Ahora ha transcendido que a ninguno de los dos se les ha concedido ningún permiso de libertad temporal, y los informes forenses confirman que no sufrieron ningún trastorno fruto de la adicción que tenían a los videojuegos, por lo que se ha vuelto a recordar el escalofriante y perturbador caso que ocurrió con el objetivo de heredar la herencia de 50 millones de euros del padre de Andreu Coll.

Andreu era el único heredero de una gran fortuna

La siniestra historia perdurará en el tiempo por la crudeza con la que sucedió. Andreu era, junto a dos hermanos, hijo de padres separados, y fue el único que decidió quedarse a vivir con su progenitor por los lujos que su acomodada vida le daban. El padre del asesino, desheredó a sus otros hijos, y dejó todo su millonario patrimonio para el descendiente que vivía con él y que además había mandado a trabajar a una de sus empresas.

Andreu conoció a su cómplice jugando al Call of Duty. Francisco era de Zaragoza y podían pasarse muchas horas jugando a videojuegos El zaragozano viajó para quedarse una temporada en Mallorca y accedió a formar parte del asesinato después de que el hijo del empresario le prometiera una vida de lujos junto a él, del que estaba enamorado, aunque no era correspondido.

Hubo dos intentos de asesinato, el primero fallido fue con somníferos

El primer intento de asesinato fue fallido, los dos amigos hicieron un bizcocho con somníferos, y cuando el padre se durmió en su habitación le dieron con un bate. Para sorpresa de ambos, el empresario despertó, y huyeron antes de que pudiera verlos. Aunque todo quedó como que alguien había entrado a robar a casa, el padre ya sospechó de Andreu y así se lo hizo saber a su hermana, mencionando un palo que tenía su hijo en la habitación.

Al día siguiente, finalmente consiguieron acabar con la vida del empresario. Andreu llamó a su padre, y mientras este subía a la habitación para verle, el amigo le dio por la espalda el primero de los cuarenta golpes que acabaron con su vida. El arma del crimen: un bate con cuatro clavos, una imitación del videojuego Dead Rising 2, el favorito de los dos amigos.

Aprovecharon para simular un robo, y le robaron un reloj y un maletín con 12.000 euros, además de llevar el cadáver al coche del padre.

Andreu odiaba a su padre y por ello lo asesinó

Los dos amigos fueron detenidos, gracias a que la Policía pudo escuchar una de sus conversaciones, en la que uno de ellos decía que sospechaba que la hermana sabía que habían sido ellos. Acabaron confesando: el hijo del empresario dijo que fue por odio y que su padre le maltrataba psicológicamente criticándolo en el trabajo delante de todos, aparte de obligarlo a trabajar más horas. Su amigo, sin embargo, confesó que lo hizo por amor.

Los informes psiquiátricos de ambos coinciden en que ninguno tenía ningún trastorno fruto de los videojuegos, y que los dos fueron conscientes cuando planearon y cometieron el asesinato del empresario.

Los forenses han descrito a Andreu Coll como una persona muy fría e inteligente, con tendencia dominante y mucho odio hacia su padre desde que dejó sin nada a su madre y hermanas cuando se separaron. Los dos cumplen condena en prisión desde entonces, y no han disfrutado de ninguna salida tal y como ha transcendido estos últimos días.