El caso de las niñas de Alcàsser, a pesar del tiempo transcurrido, todavía sigue dando titulares. Dentro de poco menos de un mes se cumplirán 28 años del crimen contra Miriam, Toñi y Desirée a manos de Miguel Ricart y Antonio Anglés (este último desaparecido desde que se produjera el asesinato). Sin embargo, el caso Alcàsser no se ha cerrado, sigue abierto en el juzgado de instrucción nº6 de Alzira. Por ello, continúan surgiendo nuevas informaciones de los macabros hechos tres décadas después de que conmocionaran a todo un país.

La jueza del caso de las niñas de Alcàsser ha ordenado el registro de los coches de los asesinos

En este caso, la jueza del caso Alcàsser ha ordenado un nuevo registro ocular en los vehículos que pertenecieron a Miguel Ricart y a Antonio Anglés. Según apuntan medios regionales, este registro intenta encontrar restos de las niñas en los Coches que pertenecieron al único condenado por el triple crimen y al otro autor de los hechos que se encuentra en paradero desconocido. Los investigadores buscan aclarar si en el Opel Corsa y el Seat Fura, que todavía están en manos de las autoridades, existen evidencias de que las adolescentes asesinadas estuvieron en el interior de estos.

La inspección ocular de los vehículos de Ricart y Anglés busca 'indicios genéticos' de las víctimas

La jueza ha solicitado que, con las técnicas más actuales sobre revelado de sangre y fluidos, se rastreen "indicios genéticos" relacionados con las niñas de Alcàsser. Por ello, serán dos miembros del Equipo Central de Inspecciones Oculares de la Guardia Civil los que se desplacen hasta el depósito de vehículos de Valencia donde se conservan ambos coches.

De esta forma, se hace realidad la petición de las acusaciones particulares presentadas en la causa, como la Asociación Laxshmi.

Los 50 pelos hallados y otras evidencias serán sometidos a un análisis por parte de Toxicología

Asimismo, no es la única acción que ha ordenado la jueza del caso Alcàsser. La magistrada también ha solicitado el análisis del medio centenar de pelos y otras evidencias vinculadas con el triple crimen ocurrido en noviembre de 1992.

Estos restos fueron descartados durante los estudios genéticos realizados hace tres décadas, pero ahora serán trasladados al Instituto Nacional de Toxicología para ser sometidos a nuevas pruebas de ADN. Estos análisis han sido reclamados por las acusaciones particulares todos estos años y finalmente se llevarán a cabo. Todo ello con el objetivo de arrojar luz a un suceso que mantuvo en vilo a la sociedad española, ya que durante dos meses no se supo nada de las niñas hasta que se hallaron los cuerpos sin vida.