Se cumple un mes de la angustiosa e incansable búsqueda de Anna y Olivia sin que se sepa nada de las niñas ni de su padre Tomás Gimeno, desde la noche en que los tres desaparecieron, supuestamente en el mar.

El mal estado del mar hace que se retrase la búsqueda

Las malas condiciones meteorológicas hacen que se retrase la búsqueda por mar, al no poder llegar el buque con el sonar a Tenerife hasta este próximo domingo, lo que ha supuesto un jarro de agua fría para los investigadores, que tienen en su punto de mira encontrar el ancla de la embarcación de Tomás Gimeno, que podría ser clave para descartar o reafirmar una de las peores hipótesis, que las niñas no estén con vida.

No solo se contempla la posibilidad del sonar y el robot submarino para acceder al fondo marino y lograr localizar el ancla, partiendo como base del punto en el que se halló la embarcación a la deriva, si fuese necesario se contaría con la ayuda de otros buques, incluso del ejército.

El plan ‘B’ de la UCO en la búsqueda de Anna y Olivia

Al no poder iniciar los trabajos submarinos hasta la próxima semana, la UCO de la Guardia Civil continúa patrullando en el mar acompañados por miembros de la Policía Judicial. Pero la búsqueda se centra ahora en el rastreo del teléfono móvil de Tomás Gimeno, a través de los repetidores de Telefonía móvil que captaron señal del teléfono.

La búsqueda de las pequeñas es incansable.

Se sigue rastreando también con los perros adiestrados, la casa del padre y la embarcación donde se localizó una pequeña muestra de sangre, que una vez analizada se comprobó que era de él. Las pruebas halladas no son concluyentes.

Tomás fue abordado por la Guardia Civil la fatídica noche

Las sospechas de que, o no llevó a las niñas a la lancha o algo peor, siempre han planeado en este caso.

A Tomás se le vio embarcar cargando unos petates, pero no se vio a las niñas en ningún momento. Lo peor del caso y lo que reconcome a sus protagonistas es que al saltarse el toque de queda, la Guardia Civil le dio el alto en el mar y lo propuso para sanción, pero al no tener noticias todavía de la desaparición de las niñas, no inspeccionaron el barco.

Tras llegar al puerto, Tomás Gimeno subió a su coche y en una gasolinera cercana compró un cargador para el móvil.

A continuación, se hizo de nuevo a la mar y diecisiete horas después se encontró la barca a la deriva, sin nadie a bordo, sin el ancla y con la sillita de una de las niñas flotando en el agua.

No se descarta que hubiese una o más personas ayudándole en su huida, si eso es lo que pasó y eso es a lo que se aferra la madre de las niñas y la familia, que se niegan a considerar que el padre pudiese haberles hecho daño. Anna y Olivia siguen en paradero desconocido y toda España se levanta cada día con la esperanza de que por fin sean encontradas y devueltas a su madre.