En la localidad sevillana de Espartinas, el pasado día 5 de abril, Alba, una niña de siete años, salvó la vida de su madre. Había sufrido una hipoglucemia y quedó inconsciente dentro de su vivienda. Por lo que la menor avisó al servicio de Emergencias 112. Paciente, esperó la llegada de la Guardia Civil mientras se hacía cargo de su hermana de tres años. Nuria, la progenitora, tiene diabetes desde hace años. Lo bueno es que tanto Alba como su hermana pequeña están instruidas en cómo proceder en caso de emergencia. Tal y como sucedió a principios de este mes.

La niña intentó reanimar a su madre

La madre de Alba lleva consigo, siempre, un parche que parpadea cuando tiene una bajada de azúcar. Lo que ocurrió aquella mañana es que su dispositivo comenzó a avisar, pero fue incapaz de responder antes de perder el conocimiento. En declaraciones a los medios de comunicación, el padre de la niña, Álvaro Serrano, explicó que él se encontraba de misión internacional en Rumanía por aquellas fechas. Y ha querido dejar constancia de cómo su hija al ver que su madre no despertaba intentó reanimarla dándole un refresco y un sobre de azúcar, pero sin éxito alguno.

Alba siguió los consejos de su padre

Alba, en todo momento, siguió los consejos que le había enseñado su padre.

Por lo que, tras su intento fallido, cogió el teléfono y trató de desbloquearlo. Aunque tampoco tuvo excesiva suerte. No fue capaz de que la aplicación facial reconociese el rostro de su madre. A pesar de ello, la pequeña no se vino abajo. Tuvo el ingenio y la paciencia suficiente para pulsar en el botón de SOS. Y de esta forma, llamar al teléfono de emergencias.

Álvaro, el padre, cree que la niña "todavía no es consciente de lo que ha hecho”. Pero, al mismo tiempo, ha querido señalar lo trascendente que es enseñar a nuestros hijos lo que pueden hacer en un momento de emergencia. Y no le falta razón tras ver lo ocurrido en el seno familiar. Una labor como padre que ha tenido los efectos deseados y ansiados.

Una pequeña capaz de salvar la vida de su madre con lo complejo que resulta, en esos casos, mantener la calma hasta para un adulto.

Los agentes de la Guardia Civil admiradores de la niña

Los agentes de la Guardia Civil, Cuenca y Adame, que fueron los primeros en entrar a la vivienda se dividieron el trabajo. Y mientras uno atendía a la madre, el otro se quedó con Alba, manteniendo una curiosa conversación. Una conversación con un único objetivo, calmarla y distraerla. El agente encargado de la menor comentó que su conversación con Alba se encaminó a hablar de dibujos animados y el resultado fue satisfactorio. No cabe duda que esta niña ha dado una lección a todos y que será una de esas perfectas anécdotas que siempre se guardan en nuestra memoria.