La peor noticia se ha confirmado, después de 13 días de intenso trabajo tanto de día como de noche, el equipo de rescate ha llegado hasta Julen pero ha encontrado el cuerpo del pequeño sin vida. El niño de dos años no ha sido capaz de sobrevivir después de ser engullido por un pozo de más de 100 metros de profundidad mientras caminaba por una finca familiar en la Sierra de Totalán (Málaga).
El hallazgo del cuerpo ha supuesto un terrible mazazo tanto para la familia como para todo el equipo de rescate, cuyo portavoz había afirmado que "es como si Julen fuese el hijo de todos".
El equipo de rescate, constituido por más de 300 personas entre ingenieros, protección civil, bomberos, guardia civil, sanitarios, psicólogos y la brigada de élite de mineros asturianos, ha dado por concluido el rescate con la peor de las sensaciones posible.
Una lucha agónica contra el tiempo
El rescate del cuerpo de Julen ha supuesto para todos los implicados en él una lucha agónica contra el tiempo desde el pasado domingo 13 de enero, día en el que el niño cayó por un pozo sin tapar de tan sólo 25 centímetros de diámetro pero de más de 110 metros de profundidad, que había sido excavado de forma ilegal.
Este rescate, que ha mantenido en vilo durante días a buena parte de la sociedad española e internacional, ha concluido de forma trágica, después de que el dispositivo de rescate no haya conseguido acceder al pequeño Julen a tiempo, debido a las múltiples dificultades con las que se ha topado.
El peligro de los 'pozos luneros'
Los 'pozos luneros', llamados así porque se hacen durante la noche bajo la luz de la luna, son una práctica común entre los poceros de fincas en España. Esta peligrosa práctica les permite buscar agua de forma discreta y sin pedir los permisos necesarios acordes con la legalidad. Si el pocero encuentra agua, en ese momento, con el orificio ya entubado, piensa en legalizar el pozo y el dueño de la finca puede utilizar el agua para regar.
Si la exploración no halla agua, el agujero se tapa con la propia tierra extraída, con una roca o con una chapa soldada. Sin embargo, en ocasiones este pozo queda al descubierto por distintas imprudentes razones y representa un peligro para todo aquel que se tope con él, como es el caso de Julen Roselló, que desgraciadamente cayó por un pozo de este tipo sin tapar durante un paseo por la finca que tiene su familia en la Sierra de Totalán (Málaga), mientras sus padres preparaban una paella.