"Cuando oímos los golpes preguntamos si había alguien ahí y entonces escuchamos dos golpes más fuertes" declara Mari Ángeles al diario Las Provincias. La mujer se encontraba en el cementerio de TORRENTE (Valencia) junto a otros familiares, entre ellos un niño, para visitar la tumba de la abuela de su esposo. Al pasar junto a unos nichos oyeron unos ruidos extraños que provenían de uno de estos, concretamente situado en la tercera fila de nichos.

El enterrador no hizo caso a la familia

Los familiares se asustaron y rápidamente acudieron al enterrador, que se tomó a burla los testimonios.

"No nos hizo caso y nos dijo que nos fuéramos porque tenía que cerrar el cementerio", añade Mari Ángeles. Ante la incredulidad del responsable del camposanto, los testigos decidieron llamar al 112 para dar cuenta del misterioso suceso.

La familia que visitaba el cementerio de Torrente estaba asustada. No daban crédito a los misteriosos ruidos que venían del ataúd. Aseguran que respondían de manera inteligente con ruidos a las preguntas que formulaban. Poco tiempo después de la llamada telefónica al 112, se personó una patrulla de la policía local de Torrente en el cementerio donde supuestamente habían sucedido los hechos. En total se presentaron seis agentes para intentar presenciar los fenómenos extraños.

El enterrador reconoció que allí había enterrado un cadáver hace horas.

"El nicho de los ruidos"

Los testigos y el enterrador acompañaron a los policías al "nicho de los ruidos". Un agente cogió una escalera para llegar a la tercera fila donde éste se encontraba. Inspeccionó y golpeó el nicho ante la mirada de los presentes. Preguntó si había alguien dentro, pero esta vez no obtuvieron ningún sonido enigmático por respuesta.

Tras la inusual escena, los policías se despidieron y abandonaron el camposanto de la localidad valenciana entre chascarrillos. Sin embargo, los que habían oído aquellos ruidos no quedaron muy satisfechos sobre la labor de las autoridades. "No les hubiera costado mucho romper el nicho y ver si ocurría algo dentro del ataúd y no entiendo por qué no han hecho nada más", concluye indignada Mari Ángeles.