En Italia una monja dio a luz a un bebe el martes pasado. Al parecer no sabía si quiera que estuviera embarazada. La religiosa que pertenecía al convento de clausura "San Severino", empezó a quejarse de fuertes dolores de estomago y sus compañeras sin saber que hacer llamaron a urgencias. Este es el segundo caso de características muy similares que se produce en la provincia de Marcerata, además de otros en el resto de Italia.
Al contrario de lo que fue publicado en los anteriores incidentes, en este último no se han dado a conocer la nacionalidad de la religiosa, ni su edad, ni ningún otro dato.
Sin embargo, se sabe que la monja es oriunda de un país latinoamericano.
La monja fue trasladada a un hospital cercano donde los médicos se sorprendieron al descubrir que en realidad estaba en cinta. Las otras religiosas estaban totalmente asombradas ante este hecho y dijeron no tener ni idea de lo había estado ocurriendo. La madre del recién nacido está decidida a quedarse con su hijo y abandonar el claustro, el bebé nació sano y se llamará Francisco, en honor al Papa. Según parece la monja había ingresado al convento ya en estado de gestación en junio del año pasado y de momento se hospedará en un centro de acogida.
Curiosamente el año pasado y por estas mismas fechas ocurrió un hecho muy parecido, cuando una monja de el Salvador de 32 años del convento "Discípulas de Jesús", Sor Roxana Rodríguez, ingresó también en el hospital con dolores de estomago, que ella atribuía a una gastroenteritis y que luego resultaron ser dolores de parto.
En esa ocasión algunas personas hicieron regalos al niño puesto que la monja no tenía nada preparado para el nacimiento del mismo. La madre superiora del convento, Sor Hermina comentó que no entendía porque se le prestaba tanta atención al suceso y que simplemente la hermana salvadoreña no había podido resistirse a la tentación.
En el 2011 otra monja, nacida en el Congo y de 41 años afirmó que había sido violada por un cura. Después de dar a luz una niña, la dio en adopción para después arrepentirse y luchar en los tribunales por su custodia.