El volcán de La Palma ha aumentado su explosividad y el caudal de lava continúa fluyendo de manera descontrolada tras derrumbarse el cono principal. Sin embargo, en las últimas horas ha aumentado la preocupación por el empeoramiento de la calidad del aire en la isla canaria. Una situación que los expertos están vigilando de cerca, ya que se trata de un "peligro invisible", según estos.

Los científicos afirman que los medios que tienen no son suficientes para saber la calidad del aire

En las últimas horas, con el aumento de la actividad volcánica, ha crecido también la emisión de cenizas. Por tanto, los científicos se centran en estudiar la calidad del aire que existe en este momento en La Palma, ya que ahora mismo los instrumentos de medición que tienen a su alcance no son suficientes para determinar si está en condiciones o no lo que catalogan como un "peligro invisible".

Por ello, ante la creciente preocupación por esta situación, las autoridades de la isla recomiendan el uso de mascarillas FFP2, llevar ropa de manga larga para evitar cualquier posible daño en la piel, gafas protectoras para proteger los ojos y no salir a realizar actividades físicas al exterior.

Mientras tanto, el CSIC trata de elaborar estudios para conocer si existen riesgos para salud, ante la falta de registros y de legislación.

Habría una 'contaminación inusual' en varias zonas de la isla

En circunstancias normales, la calidad del aire es controlada por las comunidades autónomas. Sin embargo, en este caso excepcional está siendo registrada por los científicos, ya que La Palma no dispone de los elementos necesarios para analizar estos datos. En este sentido, el investigador Sergio Rodríguez, mientras cae sobre él una capa de ceniza en los alrededores de Los Llanos de Aridane, "afirma que es una situación excepcional" y que hay "unos índices de contaminación inusual" que aumentarían a medida que se acercan a la zona de mayor impacto por la erupción del volcán.

Los expertos detectaron índices contaminantes cuando la lava llegó al mar

La emisión de gases contaminantes no solo ha afectado a los alrededores del volcán, sino a todos los sectores por donde ha discurrido la colada de la lava, donde se hace especial hincapié en el hollín. Por ejemplo, Sergio Rodríguez señala que cuando la lava llegó al mar se detectaron altos índices contaminantes en localidades como Tazacorte y Los Llanos de Aridane durante horas. También señala la situación de las plataneras y los invernaderos, que pueden verse gravemente afectadas por las emisiones tóxicas del volcán de Cumbre Vieja. Todo mientras el CSIC, apoyado por la UME, trata de elaborar un mapa de riesgo de los gases que el volcán continúa expulsando sin descanso.