La mayoría de los países del continente europeo están endureciendo sus medidas para hacer frente a la pandemia de la COVID-19. Como consecuencia de la modalidad del virus que fue encontrada hace unas semanas en el Reino Unido y de la cual se ha llegado a la conclusión de que genera un mayor nivel de mortalidad entre los afectados.
Para tratar de que su expansión pueda llegar a un mayor número de ciudadanos, las autoridades europeas piden que a partir de estos momentos los usuarios de los transportes públicos (metro, autobús, trenes, etc.) dejan de hablar entre ellos para impedir su expansión.
Este requerimiento sería la primera vez que se pone en marcha en este ámbito geográfica, aunque a nivel local se han dado recomendaciones en meses anteriores para que no se produjese este contacto verbal. Bajo ningún aspecto ha sido obligatorio para impedir la transmisión del virus a través de la saliva.
Transportes públicos: gran concentración de personas
Ahora y ante el preocupante alza en los casos de contagios por el Coronavirus, Europa se puede blindar ante este patógeno y sus autoridades desean que los ciudadanos no hablen en el metro o autobús. Aunque por el momento, no se aplicado ninguna medida de estas características.
Tan solo aparece como un consejo para la población y ante el hecho de que en los transportes públicos es en donde se produce una mayor concentración de personas.
En muchos de los casos, como vehículo para dirigirse a sus centros de trabajo.
Boris Johnson avisa sobre el peligro de la cepa inglesa
Esta alarma en la pandemia de la COVID-19 se ha avivado a consecuencia del aviso que ha lanzado este fin de semana Boris Johnson, al poner de manifiesto que existen serias evidencias de que la variante del virus encontrada en Gran Bretaña “está ligada a un mayor nivel de mortalidad”, unas palabras que han encendido las alarmas en buena parte de los países del continente europeo, a la espera de lo que pueda pasar a partir de estos momentos sobre su incidencia entre la población.
Acortar los plazos entre la primera y segunda dosis de la vacuna
De todas formas, la incidencia de la cepa británica no es igual en todos los países del continente. Por el contrario, hay algunos donde se han detectado más casos con la nueva variante.
Este hecho ha provocado que desde la asociación médica del Reino Unido se haya demandado a los responsables de sanidad que se acorten los plazos que hay entre la primera y segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus, con el objeto de que se puedan vacunar un mayor número de personas. Un factor, que por el momento, no se ha trasladado a otras naciones, entre las que se incluye España.