”The New York Times” ha publicado una nueva noticia sobre el Coronavirus, que no deja lugar a dudas: el mundo entero mira con desconfianza a China por su mal manejo del brote del COVID-19 y el Gobierno liderado por Xi Jinping ha respondido a estas acusaciones con bastante agresividad.

Al mismo tiempo que se extienden las peticiones para que se empiecen a realizar investigaciones sobre las acciones que llevó a cabo el Gobierno chino al principio de la crisis, Beijing ha empezado una campaña de amenazas ante la desconfianza del mundo por su gestión de la pandemia.

Alemania y Reino Unido desconfían sobre la gestión del coronavirus por parte de Huawei

Australia ya ha pedido una investigación sobre el origen del COVID-19.

Alemania y Reino Unido están levantando la voz ante numerosas dudas y nombran a la poderosa empresa tecnológica china “Huawei”. El Presidente Donald Trump ha culpado directamente a China por el contagio y busca la manera de llevar a cabo un castigo ejemplar. Algunos Gobiernos están poniendo encima de la mesa la posibilidad de demandar a Beijing, por un delito de daños y perjuicios.

Alrededor del mundo se está viviendo una reacción en contra de China por su pésimo manejo de la crisis del COVID-19 durante las primeras semanas de la misma, lo que ayudó a propagar al virus alrededor del mundo y que ha creado una batalla de relatos muy polarizada, haciendo que la ambición de China acabe retrocediendo en su objetivo de rellenar el vacío de liderazgo, que ha dejado Estados Unidos.

China no ha aceptado bien las críticas por su gestión del coronavirus

China, que nunca ha valorado positivamente las críticas externas y que desconfía de las consecuencias que puede provocar todo esto a su control interno y a su gran alcance económico, ya ha respondido de forma agresiva, combinando la ayuda sanitaria a terceros países con una retórica cargada de nacionalismo muy dura y mezclando las exigencias de agradecimiento con las amenazas a nivel económico.

El resultado ha provocado que la desconfianza hacia China siga aumentando en África y en Europa, dañando la imagen que estaba trabajando China como un solidario actor a nivel mundial.

Antes del coronavirus, Beijing apostaba por unas relaciones internacionales muy duras

Incluso, antes de la aparición del virus, Beijing ya había mostrado un enfoque de relaciones públicas muy duro, un estilo tremendamente agresivo que se conoce en el mundo de la diplomacia como “Guerrero Lobo”, a través de dos películas de nacionalidad china que mandan un mensaje ultrapatriótico que presentan las tramadas cargadas de maldad y la rápida desaparición de los mercenarios de nacionalidad extranjera, que han sido enviados por Estados Unidos.

Una nueva generación de diplomáticos chinos bajo el estímulo del Departamento de Propagando dependiente del Partido Comunista Chino y por el propio Presidente Xi Jinping, ha mostrado su total lealtad al sistema con mensajes muy desafiantes, con un claro mensaje nacionalista y con cierto punto amenazante en todos los países donde poseen una base militar.

Esta desconfianza hacia China está provocando una auténtica batalla de relatos totalmente polarizados y está ocasionando un retroceso en los intereses por parte de China para ser el nuevo líder de la economía globa,l en el lugar de Estados Unidos.

François Godement, asesor del grupo “Asia del Institut Montaigne”, desde la sede de París, ha explicado que existen dos tipos de diplomáticos del país asiático, que parecen estar en medio de una competición para ser el más radical y, a largo plazo, acaban insultando al país al que han sido destinados.