La crisis del Coronavirus está haciendo estragos allá por dónde pasa, por ejemplo una joven Clara Serrano, comunicó a sus compañeros de piso que estaba contagiada de covid-19 y su casero le dijo que tenía que abandonar el piso. Según esta enfermera que ejerce su profesión en la unidad de Madrid de coronavirus siempre ha tenido prudencia en la distancia con los demás inquilinos pero días más tarde que le confirmasen el positivo la respuesta fue que tenía que irse.

El coronavirus hace estragos en la forma de actuar de la personas

Unos actos que han sido condenados por una comisaría principal y por la jefa de la policía Nacional como delitos de odio, por ejemplo había otro chico que estaba en un coche con fiebre sin tener una cama en la que poder descansar.

Asegura que son perfectamente denunciables y perseguibles.

Elena, otra celadora de un centro de salud en Alcorcón se encontró la puerta de su casa llena de lejía. A pesar de que la mujer siempre ha tomado medidas de limpieza muy estrictas debido a su trabajo, ese día tuvo un descuido y dejo las botas en la puerta algo que despertó la ira de sus vecinos, que le dijeron que iba a contagiar a todo el edificio, que tendría que desinfectar la escalera y pomos cada vez que llegará a casa. Jamás imaginó que le fuera a pasar algo así y reconoce que tiene miedo de que sus vecinos puedan llegar más lejos si algún día en vez de rociarle la puerta la rocían a ella.

Sanitarios, cajeras y celadores invitados a irse de su casas

A un sanitario llamado Jesús le dejaron una nota en su puerta diciéndole que debería pensar en sus vecinos ya que vivían niños y ancianos y que se fuera a un lugar en donde estuvieran alojando profesionales mientras todo esto estuviera pasando, aseguró que llegar de trabajar y encontrarse eso en la puerta de casa lo puso muy triste.

Estuvo contándolo por Facebook a modo de anécdota, pero asegura que es mejor mirar el lado bueno de las cosas ya que también le han puesto carteles muy bonitos y lo han invitado a cenas y la alcaldesa se acercó al centro médico el pasado domingo para entregarle una carta dónde agradecía su labor. El tinerfeño prefiere quedarse con eso antes que hablar de las cosas malas.

Otra mujer cajera de un supermercado recibió una nota en dónde sus vecinos le pedían que abandonase su vivienda mientras durase todo esto por miedo al contagio. Poco después les contestaba a la nota en donde pedía menos aplausos y un poco más de empatía por las personas que a pesar de todo siguen trabajando.

Esta cajera dice firmemente que no se va a ir de su casa y que sabe perfectamente todas las medidas de precaución que tiene que tomar, que las cumple la primera y que no va a contenerse porque ya hay bastante con lo que hay como para encima tener que pasar por eso todos los días.