Hace unos días saltaba a los medios de comunicación el caso de varios trabajadores sanitarios (enfermeras, médicos…) que después de un largo día de trabajo se encuentran con mensajes anónimos, en sus portales o en la entrada de sus viviendas, pidiéndoles que abandonen su hogar para evitar contagios entre la comunidad.

Pues bien, en la ciudad de Cartagena (Murcia) se ha denunciado lo que está viviendo una empleada de un supermercado: sus propios vecinos le piden que se marche del edificio. La joven ha contestado que en vez de salir a las ocho de la tarde, que tengan un poquito más de empatía por las personas que tienen que trabajar para facilitar la vida a los demás en pleno confinamiento.

La joven no ha dudado en recordar que si no fuera por gente como ella, sus vecinos no podrían comer todos los días

Miriam Armero es el nombre de una joven que trabaja como dependienta en un supermercado de Cartagena, en Murcia. Este mismo domingo, Miriam se encontró con una nota escrita por sus propios vecinos bajo su puerta en la que le pedían que, por el bien de todos, se fuera del edificio.

Ella no ha dudado en responderles y contar su historia a través de la redes sociales. La susodicha nota lo deja claro: ellos saben que ella trabaja en un supermercado y debería recordar que allí viven más personas, para evitar riesgos lo mejor es que abandone su casa. Una nota anónima que alguien coló por debajo de la puerta de entrada de su casa.

Para sus vecinos, el hecho de que la joven trabaje en un supermercado, al que ellos seguramente irán a comprar, ya es la excusa perfecta para que ella se marche y se busque otra casa.

La víctima de este acoso no se ha callado y no ha dudado en echar en cara la falta de empatía por parte de sus vecinos en la situación actual

La joven no se ha amedrentado y no ha dudado en contestar a sus vecinos que gracias a las personas que están trabajando en un supermercado, todos tienen alimentos para comer cada día a pesar de todo.

Por otro lado, no necesita que nadie le de lecciones de limpieza ya que ella es la primera persona que está siguiendo los protocolos y ni siquiera le da un beso a sus hijos si antes no se ha desinfectado.

Igualmente, les dio un consejo a sus vecinos que en lugar de salir a aplaudir a las ocho de la tarde que tengan un poquito más de empatía con todas las personas a las que les ha tocado trabajar en medio del Estado de Alarma.

Y en vez de dejar notitas anónimas por debajo de su puerta, que le toquen al timbre y se lo dice personalmente, a la cara. Y, con ironía, le ha dado las gracias a sus vecinos por el bonito gesto que ha provocado que su hijo de diez años no pare de llorar pues fue el pequeño el que encontró la nota debajo de la puerta.