Williamsburg es un vecindario de la ciudad de Nueva York habitado por una fuerte comunidad de judíos ultraortodoxos que saltó al conocimiento público con la película de Netflix “Poco ortodoxa”, que se transformó en la revelación de Netflix en durante la pandemia y el confinamiento por Coronavirus.

Los judíos ultraortodoxos fueron conocidos a través de la serie de Netflix “Poco ortodoxa”

A lo largo de cuatro capítulos, se relata la vida de Esty, una joven judía nacida en el centro de la comunidad judía conocida como “ultraortodoxos”. A lo largo de los capítulos se va mostrando la forma de vida que lleva esta comunidad de judíos ultraortodoxos y el papel de la mujer, limitado a tener hijos, muchos hijos.

La protagonista descubre su vagina pocos días antes de casarse, es rapada y usa peluca, no se le permite la educación y su matrimonio es por acuerdo entre familias. El caso de Etsy no es el único: esa es la vida de todas las mujeres de la comunidad manejada por rabinos y hombres vestidos de negro, todos iguales, con sus sombreros redondos de piel, los bucles tras las orejas, sus oraciones. Etsy tratará de huir de su comunidad que la asfixia a medida que se va trazando una impecable acuarela social.

El barrio de judíos ultraortodoxos descubierto en plena pandemia de coronavirus por la gente que transformó en rutina ver series de Netflix, Williamsburg, es donde transcurre la historia real y autobiográfica de la escritora Deborah Feldman, también es golpeado por el COVID-19, pero de una manera especial.

El vecindario ha visto un fuerte aumento de personas que mueren en sus hogares, según un nuevo análisis de datos: las muertes en los hogares de Borough Park y Williamsburg en marzo y principios de abril fueron más de 10 veces mayores que durante el mismo período del año pasado, concluyó el estudio de los datos de la ciudad de Nueva York realizado por la organización de noticias Gothamist.

El vecindario ha sido fuertemente golpeado por una alta tasa de decesos

Hay explicaciones a esta alta tasa de infecciones: ritos milenarios de esta comunidad están tan enraizados en sus hábitos y costumbres que es innegociable modificarlos. Las tres oraciones diarias son comunitarias e imposible de soslayar, las reuniones en las sinagogas, sagradas.

Casamientos y funerales son momentos multitudinarios. Hábitos transmitidos de generación en generación, de abuelos a padres y a hijos, que están en el centro mismo de la vida personal y comunitaria.

Los ritos fuertemente arraigados son el principal problema

Recientemente circuló un video donde una gran cantidad de personas apretadas ocupaban la calle y acera siguiendo el funeral de un importante rabino. Pese a los intentos de dispersión de la policía, algunos obedecen, muchos otros no. No hay noción del peligro del contagio, de la importancia del aislamiento social. Quizá ni siquiera se trate de desobediencia civil, sino de la vivencia de las tradiciones imposibles de reemplazar.

Nueva York es el epicentro mundial de la pandemia de coronavirus con ya más de 10.000 muertos sólo en la ciudad.

Y las comunidades de judíos ortodoxos ya han registrado 300 muertes, pero tampoco se conoce el número de infectados, ya que muchos mueren solos en sus casas y los detectan luego de no responder el teléfono. El único dato cierto es el aumento porcentual de las muertes en la comunidad.

Parecería que se ha ralentizado en los últimos día la aparición de decesos debido a la gran campaña de concientización realizada en las comunidades de judíos ultraortodoxos. Pero se teme una escalada luego de las festividades de Pascua, las más importantes del calendario religioso judaico.