El carné de inmunidad es la alternativa que vislumbran varios países para reavivar la economía en tiempos de Coronavirus. En Estados Unidos, Chile, España, Alemania y el Reino Unido el "pasaporte serológico" sería la clave para que el aislamiento se flexibilice, se pueda empezar a circular y volver a trabajar.
Este último consistiría en un documento donde se establecería que la persona es inmune al COVID-19. Hay diferentes metodologías de implementarlo: certificados, pulseras o códigos QR que permitirían a las personas realizar actividades que a otros no.
El carné no sería efectivo debido a que los test no son totalmente fiables
Si bien un instrumento de estas características ayuda a tomar decisiones tanto políticas como sanitarias, el problema de este tipo de medidas es que todavía no hay acuerdo en la comunidad científica sobre su efectividad. Los test rápidos, por ejemplo, carecen de exactitud al determinar si una persona ha pasado la infección provocada por el coronavirus, dan falsos negativos y positivos. Además, tampoco se sabe todavía si la inmunidad, de presentarse, es protectora. Y si así lo fuera, no se sabe por cuánto tiempo.
“La falta de evidencia introduce incógnitas importantes sobre el pasaporte de inmunidad”: Antoni Trilla, decano de Medicina de la U. de Barcelona. pic.twitter.com/Tl0DljemKW
— elespectador (@elespectador) April 22, 2020
Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública, recalca la exactitud limitada de los mencionados test y que, como consecuencia, la medida es imprudente.
Explica que el mayor peligro radica en certificar a personas como inmunes al coronavirus cuando no lo sean, o decirle a personas que no son inmunes cuando sí pueden serlo. Destaca además los inconvenientes de interpretación de los resultados y de factibilidad, lo que podría ocasionar "que los fallos sean de marca mayor".
Los especialistas coinciden al decir que se necesitan analizar más datos para poder ser concluyentes.
Por su parte, Rifat Atun, profesor de Harvard, expone que tales medidas se utilizarían en un futuro para terminar con las restricciones de manera controlada y gradual y que este tipo de certificados deben formar parte de una estrategia debida y cuidadosamente planificada. Seguidamente, advierte a los países sobre la peligrosidad de levantar las restricciones de repente.
Chile ya reparte carnés de inmunidad a pacientes dados de alta
En cuanto al ámbito legal, en occidente tendríamos algunas trabas a la hora de implementar este tipo de disposiciones. El acceso a los datos personales se vería como otra pérdida de la privacidad y la libertad. En este punto, Hernandez sostiene que hay que ser muy puntilloso porque cuando se va en contra de un principio o derecho fundamental, corremos el riesgo de que lo hagamos con otros que vienen detrás.
El ámbito laboral también tiene sus propios impedimentos, ya que someterse a un reconocimiento médico es voluntario y la legislación laboral vigente establece que se debe garantizar el derecho fundamental del trabajador tanto a su integridad física como a su intimidad.
El primer país que ya puso en práctica esta medida es Chile, donde ya se entregan este tipo de documentos a las personas dadas de alta. El fin del Gobierno es identificar a la gente que tuvo COVID-19 y no puede contagiar a otros o reinfectarse. Aquí, también varios infectólogos pusieron en duda el proceder del Ejecutivo chileno. Sin embargo, el ministro Mañalich dijo que la entrega de las tarjetas está sujeta a un “estricto conjunto de criterios”.