La actitud de algunos padres en el Fútbol base en España está provocando una serie de situaciones que son bastante lamentables. En este caso, un árbitro se vio obligado a suspender un partido por culpa de los fuertes insultos que estaba recibiendo de un padre. El joven acabó llorando ante la situación que se estaba viviendo y admitió que todos los jugadores acabaron pasando mucha vergüenza. Sin duda, es otra historia con el fútbol amateur como escenario: un partido de juveniles entre el Seixalbo y el Velle B tuvo que ser suspendido por el comportamiento de un padre con el ábritro que se ocupaba de pitar el encuentro.

La seguridad presente en el campo se vio obligada a echar al padre

El colegiado se vio obligado a suspender el encuentro entre los dos equipos juveniles ante el comportamiento de uno de los padres de los jugadores del equipo local. El progenitor no paraba de realizar graves insultos al susodicho árbitro desde la propia grada, lo que provocó que el joven acabase llorando al no poder soportar los graves desprecios y la presión a lo largo del partido.

Por su parte, los jóvenes jugadores de los dos equipos ayudaron, en todo momento, al árbitro a recuperarse, a nivel emocional, y el partido parecía seguir con “normalidad”. Pero, el colegiado no pudo aguantar tantos insultos e improperios y tomó la decisión de no seguir con el encuentro.

El Seixalbo denunció lo ocurrido recordando la unión del deporte y la educación en valores

Tras el suspenso de dicho encuentro, el Seixalbo quiso dar su explicación y denunciar todo lo que había suceedido en sus redes sociales. El equipo dejó muy claro que habían pasado auténtica vergüenza durante su visita al Velle. El arbitro, tras quince minutos jugados de la segunda parte, se vio obligado a pitar el final del encuentro ante los durísimos insultos que estaba recibiendo, a lo largo de todo el encuentro, por parte de un progenitor de un jugador local (bastante conocido por tener una actitud similar en otros encuentros).

El Seixalbo señaló la pena y la impotencia de ver al árbitro, en el vestuario, llorando mientras los representantes de ambas agrupaciones deportivas intentaban consolarle. Mucha tristeza y rabia ante una situación que no debe volver a suceder.

Tras lograr recuperarse, a nivel emocional, tras lo ocurrido, el árbitro decidió continuar con el encuentro siempre que el padre abandonase las instalaciones, ante un comportamiento que no iba a seguir manteniendo ni permitiendo.

Esta clase de situaciones, empañan el partido de los chicos que no tienen ningún tipo de culpa, y hay que denunciar todo esto de forma pública. Desde el equipo se ha vuelto a pedir que el fútbol sea un lugar de educación en valores. También, para los padres de los chavales.