Un equipo formado por científicos de nacionalidad francesa han confesado que no son capaces de descubrir la causa por la que está aumentando, de manera alarmante, el número de bebés sin brazos. Solo se sabe que las familias que se han visto afectadas residen en zonas próximas a campos de explotación de maíz o de girasol. En los últimos años, en el país galo, se han multiplicado los casos de lo que se conoce como “Agenesia”.
Durante el año 2018, un grupo de científicos de nacionalidad francesa decidieron iniciar una investigación para saber cuáles eran las razones de un aumento desproporcionado de nacimientos de bebés que no tenían brazos.
Los padres esperaban que detrás de estos casos hubiera una toxina
Según ha informado a varios medios de comunicación, el pasado año se contabilizaron un total de 18 nuevos casos de Niños que nacían con agenesia, que es el término que se emplea para la deformidad mencionada.
Los expertos han descubierto que la mayor parte de los casos se centran en unos departamentos del país galo muy específicos como son Ain, Morbihan y Loire-Atlantique.
Meses más tarde de iniciar la investigación, los científicos y técnicos franceses al frente de la investigación han hecho público un informe, de manera provisional, sobre la verdadera causa por la que los bebés estarían naciendo sin las extremidades superiores.
Según han publicado varios medios de comunicación, entre ellos, el diario “Daily Mail”, las familias que se han visto afectadas por este tipo de deformidades, querían saber si esto era provocado por culpa de algún tipo de toxina que podría estar en los alimentos, en el aire que respiran o en el agua que beben y que provocaría que los niños nacieran con algún tipo de deformación.
Los casos suelen ser cerca de explotaciones de maíz y de girasol
Pero, finalmente, el informe que ha sido publicado por la agencia contratada con fondos del Ministerio de Salud de Francia no ha logrado revelar cuáles serían las verdaderas causas de este tipo de deformidades. El documento fruto de una investigación de un año estaría formado por más de 250 folios en los que se ha detallado todos los elementos que se han analizado y solo han podido demostrar un factor en común en todos los casos: residían en zonas cercanas a áreas de cultivo de explotaciones de maíz y de girasol
Aunque el equipo no ha sido capaz de encontrar una causa real detrás de las deformaciones, los factores ambientales seguirán siendo objeto de análisis a lo largo de los próximos años. Y se han comprometido a un nuevo informe en el año 2019 con nuevos datos centrados en las zonas próximas a los campos de girasol o de maíz de los departamentos con más casos.