Varios apicultores españoles han alertado a las autoridades de la presencia de una nueva clase de avispa, la avispa mandarina, que podría ser mucho peor que la avispa velutina. Estarían ante una nueva especie invasora.

Esther Ordóñez, la presidenta del consejo regulador de la Miel de Galicia, ha realizado unas declaraciones para el periódico La voz de Galicia donde avisa de la presencia de esta nueva especie y espera que se tomen medidas para que no se repita lo que ha sucedido con la avispa velutina en Galicia.

La avispa velutina ha sido una pesadilla en Galicia

Igual que en el caso de la avispa velutina, la avispa mandarina procede de Asia, siendo más concretos, de tierras japonesas. Ya se había documentado que esta avispa había llegado a China, por lo que hay miedo de que, tarde o temprano, acabe llegando a Europa en un barco de carga como sucedió con la velutina.

Pero, en este caso, la avispa mandarina es mucho más agresiva que la velutina para las colmenas de las abejas propias de España y que se encargan de fabricar la miel, puesto que las mandarinas las matan para alimentarse y emplean la miel y las larvas de la abejas para nutrir a sus larvas.

La avispa mandarina es el avispón más grande

Por otro lado, las avispas mandarinas son el avispón más grande de todo el mundo, ya que los individuos adultos pueden llegar a medir, de largo, hasta cinco centímetros.

Esta avispa es una de las más peligrosas del mundo: en Japón, solamente, mueren unas cuarenta personas cada año por su picadura. Es un insecto muy violento si es provocado.

Su veneno se transmite al sistema nervioso de la víctima y, en el caso de los humanos, es muy doloroso y en la mayor parte de los casos requiere hospitalización urgente de la persona que sufre la picadura.

Como en el caso de la velutina, su veneno es mucho más dañino para los humanos, provoca más alergias y, en casos extremos, la muerte de la persona.

Todo esto sucede cuando aún no se ha logrado acabar con la avispa velutina, una de las especies invasoras más peligrosas de los últimos años en el mundo rural español. Su presencia en Galicia, por ejemplo, se conoce desde el año 2011.

Sus nidos son mucho más grandes que en el caso de la avispa autóctona y son peligrosas para los humanos.

Al acabar con las avispas autóctonas, se reduce la producción de la miel, lo que provoca que la industria vinculada con la misma se encuentre con problemas para poder cubrir la demanda.