A Cody Wilson le mueve una obsesión, conseguir que un día todo el mundo se pueda fabricar una pistola en casa. Considera que el acceso a las armas de fuego es un "derecho humano fundamental", y por ello en los últimos cinco años ha luchado contra el gobierno de los Estados Unidos en los juzgados para conseguir publicar en internet los diseños de pistolas, escopetas y rifles de asalto de plástico creadas con impresoras de tres dimensiones (3D).

Wilson, de 30 años, reprodujo la primera pistola 3D, que llamó The Liberator (el Liberador), en 2013. Pero durante años el gobierno de Barack Obama le prohibió la distribución del manual para crear esta arma o de otros.

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, su sueño ha estado muy cerca de hacerse realidad. El departamento de Estado llegó a un acuerdo con Defense Distributed, la empresa sin ánimo de lucro de Wilson, a mediados de julio pasado para poner fin a su demanda. Le dio permiso para hacer público el polémico material a partir del 1 de agosto y le indemnizó por los costes legales.

Finalmente, sin embargo, no fue posible. Un juez federal, in extremis, bloqueó la distribución de sus diseños. Y calificó el pacto entre el gobierno de Trump y Wilson de "arbitrario" y "caprichoso". "Es obvio que dejar que cualquier persona terrorista, maltratadores domésticos y enfermos mentales- se pueda descargar e imprimir armas es muy peligroso y perturbador", aseguró el juez del tribunal federal de Seattle, Robert Lasnik, después de aceptar la demanda conjunta de fiscales de ocho estados.

Una amenaza alarmante

Cuando la publicación de los diseños de pistolas 3D en la red se hizo inminente, saltaron todas las alarmas en la sociedad norteamericana. Y los activistas a favor de un mayor control de armas instaron a los legisladores a regular el acceso este tipo de armas.

Fred Guttenberg, uno de los padres de las víctimas de la matanza en el instituto de Florida el pasado febrero, denunció el acuerdo de Wilson con el gobierno de Trump el pasado martes en la televisión CNN.

La medida, dijo, es "el mayor retroceso en la seguridad pública de las personas que he visto nunca". Su denuncia y la de otros grupos a favor de restringir el acceso a las armas, como la Alianza Newtown surgida tras la masacre de 20 niños menores de siete años en una escuela Sandy Hook, en diciembre de 2012 han conseguido que se congelara, de momento, el permiso de Wilson.

E, incluso, Trump tuiteó que estaba analizando la polémica: "Estoy mirando esto de vender armas 3D. Y ya he hablado con la NRA la Asociación Nacional del Rifle, el lobi de armas más poderoso del país]. No parece que tenga mucho sentido ".

Sus palabras, sin embargo, no revelaron si estaba en contra o a favor. Ayer, la Casa Blanca aseguró que el presidente estadounidense apoya las leyes ya existentes que prohíben este tipo de armas. Y, su portavoz, Sarah Sanders, criticó duramente el departamento de Justicia por no haber sacado adelante la demanda que habría impedido la publicación del diseño de armas de plástico. "El presidente está contento de la decisión judicial", explicó Sanders, y añadió que el gobierno revisará el caso.

Wilson ya ha dicho que continuará su lucha. El joven, que se define como anarquista y defensor de la Segunda Enmienda, la que protege el derecho a poseer y llevar armas en la constitución norteamericana cree que su litigio es un caso sobre la libertad de expresión.

Otras organizaciones a favor de las armas han afirmado que se ha creado alarma social por una amenaza que no existe hoy en día. Apuntan que las impresoras 3D cuestan unos 5.000 dólares y que la inmensa mayoría de los estadounidenses no tienen este tipo de aparatos. El juez Lasnik, sin embargo, aseguró en su resolución que estas impresoras se pueden encontrar en muchos centros públicos, como escuelas.

Más de 100.000 descargas

Desde el 2013, Wilson ha publicado varios vídeos en su web en la que se muestra la potencia y la precisión de las armas de fuego creadas a través de impresoras 3D.

Y algunos de los diseños que ha hecho de estas armas han sido descargados más de 100.000 veces. Los internautas pudieron hacerlo justo antes de que el gobierno de Obama le ordenara la retirada de los manuales que violaban la ley de exportación de armas. Desde Austin, Texas, ha pedido ayuda para su causa. Este nuevo debate sobre las armas apenas acaba de empezar.

Unas armas difíciles de detectar por los arcos de seguridad

Actualmente hay una decena de diseños de pistolas que se pueden imprimir en 3D, entre ellas, el tristemente famoso rifle de asalto AR-15 -utilizado en varias de las últimas masacres en EEUU. Pueden ser tan letales como las convencionales, pero no duran tanto.

Las armas son reutilizables y se imprimen en varias piezas que después el usuario debe montar.

Normalmente el único metal del arma es el percutor y la bala. Por ello se ha alertado de su peligrosidad, ya que podrían no ser detectadas por los arcos de seguridad.

Además, estas pistolas tampoco tienen números de serie y, por tanto, no se podría identificar al propietario. Y cualquier persona con antecedentes penales podría imprimirlas, ya que no debería pasar ningún control de seguridad. Eso sí, se necesita una impresora 3D que tiene un coste de unos 5.000 dólares.