El Video Arbitraje (VAR) es la estrella de este mundial. Despierta, de manera casi simultánea, tantas pasiones como desencantos. No existe selección que no crea que ha sido favorecida en un partido, por este nuevo instrumento y desfavorecida en el siguiente encuentro, también gracias a la implementación del VAR.
Su utilización comenzó en el 2016, con el objetivo final de que ya fuese un mecanismo lo suficientemente bien aceitado en el mundial de Rusia. El video assistant referee, no escapa de la polémica casi nunca.
El VAR consiste, como ya pudo apreciarse en las transmiciones televisivas, es una sala apartada del campo de juego, que dispone de monitores que son visualizados por personas ajenas al juego.
No siempre se puede recurrir a la ayuda de este equipo. Las posibilidades se reducen a petición del árbitro, si alguna jugada le genera dudas o si alguno de los asistentes del árbitro considera que puede existir una jugada dudosa. El juez es siempre el que debe solicitar la visualización y es quien recibe la respuesta de los veedores, a través del pinganillo.
Cuatro son solo las jugadas que pueden consultarse. Saber si ha sido gol, determinar la identidad de los jugadores, consultar si ha sido penalti o si la sanción es merecedora de tarjeta roja.