Las tensiones de los últimos días en el seno de la #Casa Real por un desencuentro entre ambas reinas durante la protocolaria salutación a la salida de la misa celebrado el pasado domingo en la catedral de Palma, había levantado ampollas en la opinión pública y las voces críticas a la actual monarca se apresuraron a desenfundar sus cuchillos para acusarla de harpía.

No llegó la sangre al río

Aunque el refrán popular afirme que “cuando río suena es porque piedras trae”, lo cierto es que no ha llegado la sangre al río

Por lo menos es lo que la Casa Real nos da a entender mediante el oportuno gesto compartido de “ambas contendientes”, que hace unas horas han acudido en buena compañía, hombro a hombro, a la clínica donde se encuentra ingresado el rey emérito.

Según se aprecia en las instantáneas recogidas in situ, las secundaba el rey #Felipe VI, que guardaba una prudente distancia, marchando por delante de ellas.

Son muchas las voces que vienen advirtiendo de las desavenencias entre las regias damas por una falta de entendimiento entre ambas en cuestiones que atañen a la convivencia entre la #reina Letizia y #Felipe VI y más específicamente respecto a las responsabilidades de las infantas, como puso de manifiesto el malentendido entre la reina Sofía y su nieta Leonor en el posado para las fotos que captaron las cámaras.

Falsa alarma

Los amigos de sacar rédito a las especulaciones morbosas salieron en tromba a echar leña al fuego cuando el martes se divulgó lo sucedido, pero fuentes cercanas a la Casa Real aseguran que las diferencias entre ambas mujeres no difieren mucho de las que puedan tener cualquier esposa y su suegra, es decir, diferencias de criterio generacional y puntuales celos que una charla sosegada se encarga de apagar por el bien privado y en este caso también por el bien público.

La monarquía es humana

Aunque a veces se nos olvide, los miembros de las familias reales también son humanos, tienen sus arrebatos de mal humor y días en que se levantan con la pierna izquierda o los periodistas los sorprendemos sencillamente con el paso cambiado.

Es francamente estresante sentir que te está encañonando una cámara en cuanto sacas un pie de la cama, sobre todo si tenemos en cuenta que los reyes además de ser terriblemente famosos tienen que representar en todo momento una responsabilidad institucional.

Naturalmente otro debate bien distinto es si se debería someter a votación la eventual anulación de las actuales monarquías, que según parece es la cuestión de fondo que subyace en ciertas críticas.