Ayer regalábamos rosas o bombones, decíamos "te quiero" para demostrar el cariño que compartimos con nuestros amigos y parejas, celebrábamos San Valentín para recordar que el amor y la amistad están siempre presentes en nuestras vidas. Un viaje, un vídeo con fotos de momentos pasados, cualquier excusa es válida para sorprender. San Valentín se ha convertido en una fecha señalada, la segunda más comercial, después de la navidad, en la que gastamos dinero y tiempo en nuestros seres queridos.

Pero hoy, 15 de febrero, es otro día, no para celebrar, sino para concienciar sobre los problemas a los que se enfrentan los niños con cáncer.

Cada año son diagnosticados unos 1400 casos de menores de 18 años con esta enfermedad, convirtiéndose en la principal causa de muerte de menores de 14 años.

Consecuencias del cáncer infantil

Ser diagnosticado con esta enfermedad siendo menor de 18 años tiene más repercusión social ya que afecta a la vida académica y a la formación de la persona, también moralmente. La principal consecuencia al descubrir que el cáncer se ha apoderado de ti es que, en la mayoría de los casos, tienes que dejar la escuela, da igual el curso en el que estés, pues la enfermedad te debilita y el tratamiento no ayuda a recobrar la energía, más bien al contrario, te deja con las defensas bajas y lo único que tu cuerpo te permite es reposar y salir esencialmente para acudir al hospital, dónde pasarás la mayoría del tiempo.

Algunos congelan sus estudios hasta superar completamente la enfermedad, pero la coordinadora de la Asociación Española de Adolescentes y Adultos Jóvenes con cáncer, según informa RTVE, explica que los niños no deberían nunca dejar sus estudios, pues a la larga perjudicará al niño y a la hora de la reincorporación le será más difícil seguir el ritmo y encajar.

Todos los hospitales infantiles de España cuentan con aulas donde los ingresados pueden continuar con sus clases, y las consejerías de educación les asignan profesores particulares cuando estos se encuentran en sus casos, aunque esto cambia según la comunidad autónoma en la que residas. El objetivo está en que el enfermo siga con su educación de la manera más práctica posible para evitar un parón y se mantenga en su constancia académica.

Lo más importante en estos casos

El apoyo y la sensibilidad con esta enfermedad es crucial a la hora de afrontar el diagnóstico. Los niños son más vulnerables que los adultos y necesitan del apoyo de sus familiares y amigos cercanos para poder afrontar lo que les viene encima. Es muy importante que no se sientan solos, que sus compañeros les visiten, que no pierdan las relaciones sociales que han ido construyendo antes de que el cáncer entrara en sus vidas.

Esto mismo ocurre a la hora de la reincorporación, pues notarán faltas de atención y les será más difícil adaptarse a su mundo, ya que este ha cambiado completamente después del tratamiento. La mayoría ven las cosas con otros ojos, se sienten diferentes. Además, siempre hay que tener en cuenta que las posibilidades de volver a padecerlo son mayores que en una persona sana, y aprender a vivir con ese miedo desde tan joven es algo digno de admirar.