Casi 500, la Familia Quer López-Pinel, ha estado en los medios de comunicación, de una u otra manera, casi a diario. La esperanza de su madre, hasta el último día contagiaba, repercutía en la sociedad y hasta en la misma Guardia Civil. Uno de los investigadores del caso reconoció que pese a lo improbable, siempre mantuvieron la ilusión de encontrar a vida a Diana.
Diana Quer fue la hija, la hermana, la nieta, la amiga de cada uno de los españoles que leía las noticias. Fue ella, pero podría haber sido cualquier mujer que volviera a casa una noche de verano.
El dolor de sus padres, es el mio y el suyo y no hace falta terminar de leer el reportaje para sospechar el sufrimiento que viven. Un dolor aletargado por esos cerca de 500 días en que el tiempo se detuvo y Diana no estaba.
Durante estos 16 meses, se ha puesto en duda la crianza de la joven, su carácter, el de sus progenitores, lo que hacía o dejaba de hacer su hermana menor. Hemos llenado los periódicos con especulaciones para intentar encontrar una sola, con una bastaba, diferencia. Mientras la UCO trabajaba a destajo, los medios de comunicación y la sociedad, intentamos buscar algo que de alguna manera distanciara a esa niña de 18 años que una noche de verano fue a la fiesta del pueblo y no nunca más volvió de la nuestra.
Nada, nunca nadie encontró nada y tuvimos que aceptar el dolor. Los padres de Diana, que la lloraban desde el 22 de agosto de 2016, supieron por fin que lo que teníamos era miedo. Miedo de aceptar lo vulnerable de la vida.
Durante casi un año y medio, hemos sido incapaces de asumir que solo sentíamos miedo, impotencia, rabia, desolación y mas miedo.
Diana fue doblemente víctima, primero de El chicle, después de esos editores que cedieron ante la presión del morbo, de la actualidad y la inmediatez que exigen los medios sin reparar en la víctima y su familia.
Juan Carlos Quer ha dado una entrevista este viernes, en Cadena Ser, la primera tras confirmarse la muerte de su hija.
Ni un ápice de odio o rencor, emocionado y conmovido ha contestado las preguntas de preguntas de Pepa Bueno como quien ha transformado el dolor en fuerza.
"Cuando yo vi a esa señora en televisión, llorando, la llamé", ha relatado el padre de Diana en referencia a la madre del único detenido por la muerte de su hija. Le ha dicho que no tiene la culpa de nada y que cuenta con su perdón y su solidaridad.
Ha tenido palabras de agradecimiento y reconocimiento a la labor de la Guardia Civil, especialmente de Arturo, el encargado de mantener la comunicación con la familia Quer.
Como si hiciera falta explicarse, porque las buenas acciones muchas veces nos parecen incomprensibles, ha profundizado en la condena social que la madre de El Chicle tendrá, de por vida. Ha sostenido que la mujer no es responsable de nada y que una localidad tan pequeña como lo es Rianxo, "está condenada".
Agradecido al pueblo gallego se ha mostrado Juan Carlos Quer pese a la traumática situación que está atravesando él y su familia.
"Me siento en paz, con la serenidad que me envía mi hija desde el cielo"
Juan Carlos Quer ha contado a Pepa Bueno que siente que su hija le pide que ayude a la gente, pese a que su cuerpo le pide ponerse a llorar.
"La normativa penal vigente en este momento establece sanciones que son duras. Todos creemos en la posibilidad de recuperarse de las personas que están condenadas a cadena perpetua", ha remarcado Juan Carlos a la vez que hacía una salvedad entra las condenas y la conducta de los responsables de ciertos delitos.
"Es absolutamente imprescindible las primeras 48, 72 horas, para que de inmediato se puedan tomar las medidas que lleven al esclarecimiento de los hechos".