Muchos habrán disfrutado recorrer los pasillos de IKEA pretendiendo que están en su casa de ensueño y otros tendrán la mitad de su casa decorada con mercancía de esta tienda; hablemos hoy de Ingvar Kamprad, el empresario sueco que fundó IKEA basado en una idea comercial sencilla.

Kamprad nace en Suecia en el año 1926, era un joven estudioso y sociable, tanto que su padre le regaló dinero como incentivo por haber obtenido buenas notas en el colegio. Esa cantidad decidió invertirla en la fundación de lo que hoy conocemos como la mayor tienda de muebles y decoración del mundo: IKEA.

IK, por las siglas de su nombre, EA por el nombre de la granja de su padre. La idea de crear una tienda de utensilios, le surge por haber comprado carillas al por mayor a un precio muy barato, y luego venderlas por unidades también a un precio económico. Su negocio se fue ampliando poco a poco, logrando vender objetos decorativos, lápices, bolígrafos y hasta semillas.

Competencia para otros negocios

El negocio prosperó tanto, que Kamprad decide empezar la venta directa de sus propios muebles, pero el éxito que tuvo fue tal, que sus proveedores decidieron no venderle más, pues les estaba quitando todos sus clientes; por lo que decide comprar su materia prima fuera de Suecia y empezar a lanzar sucursales en el extranjero.

El negocio, como ya se imaginan, tuvo éxito mundial y la vida de Kamprad siempre estuvo sostenida por una gran fortuna, sin embargo, se trataba de un hombre sencillo que no apreciaba los lujos, de hecho, la idea que lo convirtió en un gran líder, fue precisamente sus insistencia en mantener la humildad y en dar un buen ejemplo a los empleados.

Kamprad compraba su ropa en mercadillos, creaba sus propias libretas de anotaciones con hojas recicladas e insistía en cuidar a la naturaleza. Y aunque se le reconocerá por siempre como un líder altruista, Ingvar tuvo un pasado difícil de olvidar.

El peor error de su vida

Al morir Per Engdahl, un líder nazi de Suecia, se encontró entre sus cartas el nombre de Ingvar Krampad, como parte de un grupo oficial del partido Nazi.

Poco se conoce sobre su participación en este grupo, pero el fundador de IKEA lo calificó como el peor error de su vida e incluso le pidió disculpas a sus empleados por esta decisión.

La empresa que hoy en día colabora con Google y Apple en el desarrollo de productos inteligentes y que ha desatado tal locura que, bolsas de imitación IKEA, cuestan más de mil euros; se ha quedado hoy sin su fundador, quien murió en su país natal tras 91 años de innovación en el diseño y una revolución en el mundo de los negocios.