Bitty & Beau's Coffee es una cafetería que tiene la particularidad de haber sido creada para inclusión. «Es esta cafetería la diversidad no solo es apreciada, sino que también se celebra» asegura uno de los slogan de los Wrigths, un matrimonio que lleva más de 23 años de casados. Padres de 4 hijos, conocieron en primera persona los daños de la discriminación, los dos más pequeños nacieron con Síndrome de Down. Motivados por la ilusión de dejarles un trabajo digno surgió este emprendimiento familiar en Estados Unidos.
Amy y Ben Wrights están a punto de abrir una segunda tienda en Carolina del Norte.
Su iniciativa no solo ha supuesto un cambio rotundo en la mentalidad del consumidor de Wilmington, sino también una forma de ver las diferencias y normalizarlas.
Bitty & Beau's, el nombre además de los menores de los Wrights, tiene 40 empleados la mayoría con algún tipo de discapacidad física o mental, solo 5 personas trabajan coordinando tareas y monitorizando el proceso diario que se han especializado en discapacidad. Entre las a actividades que realizan los trabajadores se incluyen todas las que pueden hacerse un bar tradicional. Los "chicos de Bitty" derrochan sonrisas, es una de las características que más valora el cliente que lo frecuenta. No se esconde a nadie, lo mismo atienden al público como preparan bocadillos, una de las ventajas de trabajar aquí, es que se persigue el progreso personal e individual, manteniendo la base del trabajo en equipo.
Los Wright han creado un mundo ideal, motivados por la necesidad de dejarle a sus hijos menores un espacio en el que tuvieran lugar sin tener que recurrir a terceros y a los dos mayores una cultura de respeto y aceptación.
La utopía de la diversidad
Sin embargo y pese a que las acciones de esta familia motivan la imitación, la inclusión laboral de personas con discapacidad no es algo frecuente.
En España se estima que, solo 1 de casa 4 personas con discapacidad trabaja, existen más de 1.770.000 en edad de hacerlo.
Además de la falta de oportunidades concretas, existe la creencia generalizada de que una persona con discapacidad no puede ser empleada para sectores especiales o distintos al de carga y mozos de almacén.
Se crea aquí otra brecha que destina a las personas a un área de poca visibilidad y en donde las posibilidades de crecimiento personal son muy limitadas.
Las grandes marcas, especialmente las multinacionales, han sido de las primeras en dar el paso de la inclusión. De las que lo han hecho, ninguna tiene aspectos negativos que resaltar, por el contrario aseguran que todos han sido beneficios.
En 1982 se creó Ley de Integración Social, que obligaba a aquellas empresas con más de 50 empleados, destinar un 2 % de los puestos a personas con algún tipo de minusvalía. Sin embargo, la medida no siempre se cumple, gracias a compensaciones que las empresas pueden gestionar como el pago de subvenciones.
A nivel mundial se estima que el 85 % de este colectivo está sin trabajo.
La falta de oportunidades para este colectivo se justifica, en muchas ocasiones, alegando tener que adaptar el puesto de trabajo a las necesidades del nuevo empleado. No obstante, el temor a lo desconocido suele ser el principal escollo de los empleadores.
La iniciativa de empresas como Mc Donald´s que emplea en puestos de cara al público personas con Síndrome de Down o la de Bitty and Beau´s cambian radicalmente la concepción social sobre la discapacidad. La visibilidad, la cercanía y el contacto fluido permiten que los prejuicios de desmoronen y crea una nueva visión, mucho más realista y humana.
Otro de los aspectos fundamentales del trabajo en personas con discapacidad es la posibilidad de autonomía que tantas veces se les vulnera.