Tal vez las voces a favor y en contra se han visto modificadas, pero no la implicancia social y el debate por entender el paradero desconocido de una madre y sus dos hijos pequeños. A mediados de la semana, después de que en su pueblo de Maracena en Granada, se concentraran marcas a favor de ella y de su ex pareja y padre de los niños Fracesco Arcuri, varios medios recibieron una carta de Juana. Una mucho más extensa de la que leyó el lunes su amiga, más extensa y más detallista, 10 folios donde se describen vejaciones, insultos y situaciones de violencia cotidiana.
La carta, presumiblemente enviada por Juana Rivas, está fechada el 14 de agosto en Granada, asegura que no desafía a la justicia. «No es un desafío, es supervivencia, es el único camino que he encontrado como madre.»
Los días para un cambio de determinación se acortan, por su orden de búsqueda y captura y porque en menos de un mes, los niños deberían comenzar el ciclo escolar.
Juana tiene una resolución judicial que está incumpliendo. Mas allá de las posturas y los alegatos, ya son varias las entidades que especializadas en Violencia de género, pero su desaparición puede acarrearle problemas mayores como la pérdida de la patria potestad.
En la carta que esta semana se ha hecho llegar a los medios, la mujer de Granada revela detalles de aquella convivencia en Italia y los motivos por lo que decide regresar a España con los niños, con la excusa de una vacaciones.
Con el correr de los días, el apoyo social y mediático de Juana, ha ido recayendo. En parte por material que ha ido agregando a las declaraciones, como que el niño mayor también era golpearlo o que gran parte de las agresiones se realizaban ante la presencia de los niños.
Hablar desde el dolor
Los datos nuevos que han ido surgiendo con el paso de los meses no es desconcertante, si se lo observa desde el relato de una mujer maltratada.
Lo que llama la atención en la implicación de los menores en la historia que antes no había sido mencionada.
Sobre esos pasos van las publicaciones del diario El Mundo, donde asegura que antes de anteponer la denuncia en España por malos tratos, Juana le habría ofrecido a Franceso Arcuri, padre de sus hijos, que los pequeños pasaran el verano en la isla de Carlofonte, donde residían antes de la separación.
Tras conocerse publicamente que las fuerzas de seguridad no buscan activamente a Juana Rivas ni a sus hijos, el padre de los menores ha interpuesto una denuncia en Jefatura Superior de Policía de Granada, para que localicen con urgencia a los menores. La denuncia se acompaña de un texto en el que el marido de Rivas no confía en el estado mental de la madre y teme que los niños estén en peligro.
La última vez que Francesco Arcuri se dirigió a la policía, lo hizo en compañía del vicecónsul italiano. La presencia de este funcionario es una forma de presionar elegantemente a los juzgados españoles para que respondan según los convenios vigentes.
Según fuentes cercanas, las Fuerzas de Seguridad tienen localizada a Juana Rivas y sus niños de 11 y 3 años.
Al parecer, la mujer se encontraría en la misma localidad de Maracena. La custodia del niño mayor, desde el año 2009 cuando Juana interpuso la primera denuncia por malos tratos, está en manos de la madre. Lo que resta definir es la guarda y custodia del más pequeño de los hijos del matrimonio que tiene 3 años.
Las mujeres que han sido víctimas de violencia de género, apoyan incodicionalmente la decisión de Juana. Maracena continúa plagada de carteles que rezan "Juana está en mi casa". Los últimos días, su pueblo redobló el cariño y a los carteles antes citados se han sumado otros que dicen "Cuenta con nosotros".