La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como maltrato infantil los abusos y la desatención de cualquier menor de 18 años, incluyendo en esos apartados los abusos sexuales y los malos tratos tanto físicos como psicológicos.
Según la última estadística de la OMS, las niñas son mucho más propensas a vivir este tipo de situaciones. De la cuarta parte de los adultos que confiesa haber sido víctima de abusos en su infancia, 1 de cada 5 han sido niñas y 1 de cada 13, Niños. La cifra de esta clase de problemas no es fácil de obtener, aunque de por sí los números asusten, se estima que los casos son aún más numerosos, pero la falta de ayuda y el silencio, producen que solo una parte de ellos se conozca.
Además, no todos los países toman los mismos comportamientos como parte de malos tratos en la infancia.
Prevenir el maltrato infantil, así como el adulto, es posible, para ello se requiere un enfoque y un compromiso multisectorial. Este problema suele ser soterrado, alargando la situación y provocando que las consecuencias sean más graves y perduren en la vida adulta.
Un niño que crece en un entorno de violencia tiene una mayor tendencia a repetir esta conducta, ya sea como víctima o como maltratador.