El estilo Nórdico se ha impuesto durante los últimos años como tendencia en decoración de interiores. Ambientes sencillos, luminosos que se prestan al confort y al lujo. Cómo han podido los tonos fríos y neutros convertirse en especiales para la vida hogareña.

Los cambios sociales del siglo XX ayudaron, en cierta medida, a conformar este estilo. Con mezclas de Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia ha cogido lo mejor de cada país para incorporarlo en la decoración. De mobiliario simple y materiales nobles, el diseño nórdico se adapta tanto a los espacios reducidos de los pisos de las grandes ciudades como a los amplios ambientes rurales.

Al diseño nórdico también se lo conoce como el diseño democrático. Su irrupción en los hogares se convirtió en algo al alcance de todos los bolsillos. Los objetos que suelen integran una decoración de este tipo combinan la belleza de la forma con la funcionalidad.

El punto donde el diseño nórdico se vuelve único es en la conjunción de artesanía, de raíces tradicionales y originarias del norte de Europa y ciertos materiales, muy pocos, también de la zona. Pese a la evolución que ha experimentado desde los años 50 este estilo ha recorrido el mundo difundiendo una forma de vida.