La campaña contra el manspreading o "despatarre" ha sorprendido a muchos desprevenidos esta semana. Hace ya unos meses que las fotos de hombres que sentados cómodamente en el transporte público y se abren de piernas a sus anchas, viene generando las bromas de varias usuarias de redes sociales.

El manspreading, por algún motivo particular, solo atañe al sexo masculino. Hombres que al sentarse de esa manera ocupan más espacio del preestablecido, incomodando a sus compañeros de asiento.

Algo que, desde siempre, ha sido una conducta poco decorosa y nada empática, gracias a colectivos feministas puede dejar de ser una huella de machismo.

De las risas de algunas usuarias molestas con hashtag estilo "tampoco te ocupan tanto", acompañado de una fotografía en distintos metros del mundo, de hombres con las piernas abiertas de par en par, a pegatinas y prohibiciones en el transporte de Madrid. Así está avanzando la cultura de la igualdad en gobiernos, donde los reclamos tienen cabida y son escuchados.

Agrupaciones como Mujeres en Lucha, han elevado este pedido tanto a la Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, como a la Presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes. De las redes sociales saltaron a la plataforma Change.org, con una petición de firmas que avalara lo molesto de esta situación y acabar con este uso y costumbre ancestral.

En concreto, el pedido solicitaba que se colocaran pegatinas en metros y autobuses. "La idea es generar consciencia y que la sociedad entienda que este tipo de prácticas no esta bien, que molesta e incomoda", sostienen desde la agrupación.

Marta tiene 22 años, cuenta que no se percató del manspreading hasta que sus compañeras de estudios comenzaron a enseñarle ejemplos y hablar de ello.

"Creo que es algo que tenía tan asimilado, que ni siquiera lo percibía como algo que podía cambiarse. Pensaba que era producto de la mala educación, como la gente que escucha música sin altavoces".

La joven madrileña tiene razón, es algo tan internalizado como que el número de mujeres sea menor en altos cargos ejecutivos, en redacciones o trabajos que requieran formación y decisión.

Los primeros en recoger el guante han sido los encargados del Metro de la capital y los autobuses. Comenzarán a colocar pegatinas indicativas, al igual que aquella que señala que el sitio debe cederse a embarazadas, ancianos, discapacitados y niños. La nueva señalización reza "respeta el espacio de los demás". Parece absurdo que en plena concientización de igualdad de derechos, haya que alertar también sobre cómo sentarse. Tan absurdo, como que deba indicarse qué asientos son prioridad para ciertas personas con necesidad de ellos.

"Muchas veces la gente no te ve", cuenta Marga embarazada de 8 meses. "Están pendientes del móvil o distraídos y no se dan cuenta que necesito el lugar. Durante el primer embarazo no dije nada, pero ahora, cuando estoy cansada me acerco hasta los asientos reservados y lo pido.

Aunque la mayoría de la veces, cuando se dan cuenta que me estoy acercando, la gente sola se pone de pie".

De lograr las pegatinas su cometido, Madrid se convertirá en una ciudad pionera contra el "despatarre". El grupo parlamentario de Podemos en Madrid se ha hecho eco de la sugerencia y ha formulado una proposición de no Ley, para que todo el transporte público de la capital se sume al pedido de Mujeres en Lucha. Entendiendo que la sensibilización de esta campaña en medios públicos puede colaborar contra esta práctica.

Una propuesta similar ha sido presentada por la CUP, "el despatarre es una agresión que invade el espacio de otras personas, generalmente mujeres, es una muestra de micro machismo", han declarado esta semana.