Se lo conoce como Ballena Azul, es un juego, por llamarlo de alguna manera, dirigido a los adolescentes. En este los miembros del grupo tienen que cumplir 50 pruebas, la última es quitarse la vida. Para algunos especialistas y agencias de comunicación, tiene más de leyenda urbana que de realidad.

En España tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil aseguran que no hay denuncias y que no existen motivos para alarmarse, aunque recomiendan educar a los Niños en seguridad digital. Hace unos días, una joven de Barcelona era ingresa en un hospital con heridas cortantes graves, al parecer, se flageló jugando a la Ballena Azul, pero no hay nada aún que lo confirme.

Todo comenzó en Rusia, desde el año 2013 hasta lo transcurrido del 2017, el número de suicidios creció de manera alarmante. La mayoría de estas muertes tenían similitudes que llamaron la atención de los investigadores. Los que creen que este juego existe, aseguran que han muerto más de 100 adolescente en estos 4 años.

El nombre se remite a la tendencia de las Ballenas Azules de ir a morir a la costa, hecho conocido como el suicidio del animal. No cualquiera tiene acceso a este juego, el grupo de Facebook que lo organiza u organizaba, es cerrado. Está especialmente ideado para jóvenes con ciertas características, tímidos, acosados, con carencias afectivas.

La madre de una de las primeras víctimas, relata consternada, como podía ver cambios radicales en su hija, pero los pasó por alto.

La joven había perdido el apetito, estaba afligida y solo quería dormir. La mujer relaciono ese malestar al rechazo de una compañera de instituto y la condición sexual de su hija.

La presentación de la Ballena Azul, asegura que “no hay vuelta atrás”, es decir que una vez que se comienza el juego no se lo puede abandonar. Las pautas que deben seguir los integrantes son claras y específicas, 50 retos iguales para todos, pero guiados cada uno por una especie de curador o maestro.

Después de cumplir cada prueba hay que tomarse una fotografía y enviársela al guía personal. Por supuesto que, nadie puede saber que se está participando.

Si el participante se arrepiente a mitad de camino, los organizadores los amenazan con ir a buscarlos, asegurando que tiene toda su información.

Los desafíos de la Ballena Azul deben cumplirse cada 24 horas, durante 50 días.

Incluyen cortes con navajas, ver películas de terror a las 4,20 de la madrugada, hacer un enemigo o pararse en un puente. Pruebas sin ningún sentido lógico más que aturdir la ya atormentada mente del adolescente que participa.

El día 26, le anuncian cuando será el día se du muerte, lo hace el curador. La manera es similar en todos los participantes: saltar de un edificio alto. Y luego, el pliego en el que envían estas pruebas, afirma. “Tomar tu propia vida”.

El juego ha comenzado a generar alarma en muchos países de América Latina, especialmente en Brasil, donde se atribuye la muerte de algunos adolescentes con estas pruebas.

Con las primeras denuncias que se hicieron en Rusia, la policía local arrestó a un joven de 21 años.

“Yo les dí lo que no tenían en la vida” le dijo a las autoridades al declarar. Para la policía, las víctimas no tenían tendencias suicidas, sino que los 50 días de juego, subliman la conducta y transforman los valores de los participantes.

La fundación ANAR no ha recibido denuncias en su teléfono gratuito habilitado especialmente para niños ya adolescentes en situación de riesgo (900 202 010). Padres y adultos pueden recurrir al denominado teléfono de la esperanza de la misma institución (902 500 002). La presencia y control de los padres ante los medios digitales es fundamental para prevenir estas situaciones u otras similares.