Los últimos datos publicados por el INE muestran que 2015 concluyó albergando en España a más de 170.000 chinos. La cifra superó en casi 4.000 a los 167.539 que poblaron el país el año anterior. La población China en España, que sufrió un receso en su progresivo crecimiento desde los 90, ha vuelto a incrementarse.
La escasa mentalidad ahorradora
Yuebiao Liu es el presidente de la Asociación de Comercio Chino Andaluza (ACCA). Tiene 48 años y lleva 15 en España. Los seis últimos los ha vivido en Málaga, al frente de una gestoría. Andy, como le gusta que le llamen, está convencido de que los chinos tienen aún mucho que decir en España.
A diferencia de lo que cree la mayoría, Andy asegura que los negocios chinos no dan tanto dinero. “El principal problema de los chinos que trabajan en tiendas de todo a 1€ es el idioma. Son personas que en China tienen un nivel de estudios bajo y que no le queda más remedio que venir a España con el dinero que le prestan los familiares y amigos.”
Los impuestos tampoco son una herramienta para ganar dinero a espuertas. Es absolutamente falso que los comercios chinos no deban pagar impuestos. La ley recoge que cualquier negocio (ya sea chino, español o estadounidense) no deberá pagar impuestos durante los primeros tres meses de vida, ya que se presupone que durante este tiempo, los gastos son mayores que los beneficios.
Andy se mofa de esta idea y garantiza que eso es completamente imposible.
El presidente de la ACCA asegura que cobra 3.100 € al mes con los cuales debe hacer frente a los gastos de su vida en España, mandar dinero a su familia en China, devolver el dinero a la gente que un día se lo prestó para llegar a Europa y ahorrar, esa inquebrantable ley china.
Uno de los aspectos que más sorprende a la población china cuando llegan a España, es la escasa actitud ahorradora que se tiene. “Los españoles gastan el dinero que se le va a dar a final de mes durante el mes. Los chinos solo gastamos el dinero que ya tenemos” confirma Andy.
La educación no gusta
Uno de los factores que disgusta enormemente a los chinos en España es la educación que reciben sus hijos.
FangFang Xia trabaja como profesora de chino tradicional en una escuela de idiomas. Lleva desde 2010 en España y tiene dos hijos de 14 y 8 años. La mayor preocupación de FangFang es que sus hijos están recibiendo una educación en España “que no les enseña nada”. En China, a los niños desde pequeños se les marca un camino hacia la profesión que desempeñarán ya que en la mayoría de los casos, los niños siguen la tradición familiar y ocupan puestos de trabajo similares o iguales a los de sus antecesores.
FangFang afirma sentirse como una extranjera, a pesar de que cocina y come comida china y española indistintamente y se ríe al contar que solo ha comido rollitos de primavera tres veces en su vida.
Según cuenta, la comida que podemos degustar en los restaurantes no es más que una adaptación a los gustos españoles. La comida china tradicional es mucho más picante y contiene menos soja.
Los hijos de los primeros inmigrantes chinos
Xue forma parte una población de ascendencia china que se encuentra completamente adaptada a la vida española y que de sus orígenes solo posee el rasgado de sus ojos. Es una chica de 23 años y 20 de ellos los ha pasado en Málaga. Estudió en el colegio Hermanos Maristas y actualmente regenta el Bazar Asia junto a su madre. Xue tiene un marcado acento malagueño y aunque tiene numerosos recuerdos de situaciones racistas considera que son “cosas de niños”. Xue es consciente de que el pensamiento chino es de constante trabajo.
En su opinión, esa es una de las claves que han impedido la relación entre los españoles y chinos.
La comunidad china en España escoge el país europeo por la calidad de vida, por las garantías y por los derechos que tienen sus trabajadores. Por lo general, llegan al país con una laguna profunda en el idioma y con los ahorros de sus familiares y amigos. Deben devolver esta cantidad periódicamente y saben que su destino es volver a su país de origen, donde serán recibidos con los brazos abiertos y como héroes que sacrificaron la vida en su país por hacer la vida un poco más fácil a los que se quedaron.