Los especialistas suelen decir que un buen escaparate es un vendedor 24 horas, sin grandes costes para la empresa. Es cierto que el diseño y la creación de éste puede resultar una inversión importante, los comerciantes no dudan en defender su aplicación.

Un escaparatista suele recibir dos clases de pedido, que identifique a la marca y que llame la atención. Pese a que ambos conceptos no están reñidos, para algunos clientes si no atrae no sirve. Llamar la atención de los transeuntes a toda costa puede provocar un efecto contrario al deseado.

Es importante destacar que un escaparate debe resultar estimulante para el potencial cliente, pero no es el objetivo final.

Una vitrina o exhibidor, solo es el comienzo de una posible venta, en la que intervienen de maneras similares, vendedores, calidad y precio del producto.

Cómo toda herramienta de comunicación, la visual también sigue tendencias que engloban contenidos y preferencias de las grandes marcas. La planificación del armado de los escaparates, según la fecha y el calendario festivo, proporciona cerca de un incremento del 20 % de las ventas generales.