La pedagogía Montessori llegó a España, casi en el mismo momento en que lo hacía María Montessori huyendo de fascismo italiano a comienzos de la década del 30. Por aquellos años, la influyente bióloga y pedagoga, residió en Barcelona hasta que la Guerra Civil la obligó a marcharse.

Sus innovadoras ideas respecto a la educación y la crianza de los niños, han vuelto a tomar fuerza en pedagogos y padres. Ana Juliá Barnadas es presidenta de la Asociación Montessori en España, entidad fundada en 1973 para dar promoción a este método educativo.

¿Cuál es la principal función de la Asociación en la actualidad?

Representamos a la Asociación Montessori Internationale (AMI) España. Damos apoyo y respuestas a las peticiones que recibimos tanto de docentes como de padres procurando esclarecer la confusión que, como es normal, existe en un país donde el conocimiento de la pedagogía Montessori ha empezado hace relativamente poco.

En España se forman anualmente cerca de un centenar de docentes, en los 4 centros formativos que tiene la asociación en el país.

¿Qué aporta el método Montessori a los educadores que se forman en el?

La preparación del maestro es uno de los pilares de la pedagogía Montessori, así que debo especificar que para superar la formación de Guía Montessori –así es como se llama a los maestros Montessori- hay que superar un curso de entre 400 y 700 horas de formación presencial (en función de la etapa), unas 200 horas de observación y prácticas, realizar unos trabajos extensísimos, y finalmente superar exámenes teóricos y prácticos.

El temario cubre contenidos psicológicos sobre las etapas de desarrollo del niño y las características psicológicas, los enfoques Montessori a un alto nivel de detalle, con uso y comprensión de los materiales de desarrollo, preparación de los mismos, además de una profundización en todas las áreas del currículo.

¿Cuál crees que es el principal problema de la educación actual para que registre un índice de abandono tan alto?

La medicina y la neurociencia confirman cada vez más la plasticidad del cerebro en los primeros años de vida y la importancia del entorno de vida y de aprendizaje. De ahí que nuestros docentes deberían recibir una mayor, más amplia y más profunda formación, tanto en conocimiento de contenidos como en psicología y metodología.

Existen muchas personas con una gran vocación pero están faltos de una buena formación y especialización.

Por otro lado, los centros disponen de pocos recursos para atender a las necesidades individuales de los niños, que cada vez son más y más diversas. Es verdad que se avanza en el conocimiento de dificultades cognitivas y comportamentales pero a menudo, es complicado aplicar las recomendaciones de los expertos y lo que realmente precisan los niños.

¿El método Montessori es demasiado costoso para aplicar en la educación pública?

Probablemente sería una cuestión de planificación y distribución de recursos puesto que en demasiadas ocasiones vemos cómo se destinan recursos para servicios de costes elevados en entornos que tal vez no se precisarían, para grupos muy reducidos o bien con proyectos que no tienen continuidad ni tal vez serían prioritarios como becas en el extranjero en edades escolares.

A menudo, en la educación pública se inician proyectos serios e interesantes tanto en metodologías como en evaluación, pero luego no se les da continuidad y no llegan a rentabilizarse. En educación no pueden buscarse resultados a corto plazo y los proyectos deben estar muy bien planificados para que no se diluyan con la pérdida de recursos y energías que supone empezar siempre de cero.