La supuesta estafa urdida por los padres de Nadia Nerea, la niña con tricotiodistrofia, ha sorprendido a todos. Médicos, periodistas, amigos y población en general, han visto como una campaña para recaudar fondos termina con la ilusión de la solidaridad.

Algunas ONG ya han dado la voz de aviso, desde hace 2 semanas la gente no hace aportaciones de dinero voluntarias a las cuentas bancarias. La gente ya no cree en las fundaciones y pasará algún tiempo para que vuelva a colaborar.

Hace apenas unas horas, Antena 3 descubría un supuesto plan de fuga por parte de los progenitores de la niña.

Al parecer, desde Francia, Fernando Blanco habría llamado a su mujer Marga Garau, para asesorarla en la metodología a seguir. De confirmarse esta información, el papel de la madre cambiaría radicalmente. Dejaría de ser la persona ajena a todo que declaró ante el juez y los medios, para convertirse en cómplice de su marido.

Las mentiras de los padres hicieron sospechar, prácticamente desde un principio, de la veracidad o no de la enfermedad que padece la niña. Desde el centro médico Sant Joan de Déu, y coincidiendo con el Hospital Clínic de Barcelona, han confirmado que Nadia sí padece tricotiodistrofia. La diferencia radica en el grado, mientras que Blanco y Garau aseguraban en los platós de televisión que la vida de la niña corría peligro, para los médicos que intervinieron en el diagnóstico realizado durante el año 2009, la pequeña padece un grado muy leve de esta enfermedad.

Síndrome de Munchausen

El Síndrome de Munchausen es un trastorno patológico en el que una persona finge una enfermedad. No se trata de justificar una baja laboral, o encontrar la excusa perfecta para ausentarse momentáneamente. Las personas que sufren este síndrome, lo convierten en una patología difícil de detectar, convirtiéndola en muchos casos, en mortal.

Una de las peores consecuencias del Síndrome de Munchausen es el trasladarlo a los hijos. Si bien es menos frecuente en mujeres que en hombres, muchas madres han terminado por matar a sus hijos como consecuencia de ello. La necesidad de asistencia médica lleva, a los que padecen estos trastornos a mentir con tanta frecuencia, que incluso cambian de nombre para poder ser atendidos en distintos centros de salud.

La diferencia entre la hipocondría y el síndrome de Munchausen no es sutil. Mientras que los primeros temen enfermarse, los segundos están convencidos de la enfermedad que poseen, en muchos casos se llegan a autolesionar.

Cuando esta patología es aplicada en niños, las consecuencias pueden llegar a ser fatales. Se trata de progenitores que maltratan a sus hijos, asfixia, envenenamiento, etc., para recibir atención médica y que los niños puedan estar hospitalizados. Muchas muertes infantiles encuentran su origen esta enfermedad.

Las estadísticas indican que cerca de la mitad de los niños que sufren maltrato, lo practican sus madres con el síndrome de Munchausen, en el 85% de los casos. Las más propensas son las mujeres de 30 años, con niños que rondan los 4 años, según se desprende del mismo informe.