La noticia parece más propia de otra época, de cuando en nombre de la moral se condenaba a alguien respetable a la cárcel, al ostracismo o a algo peor, y por actos que no eran para nada delictivos.
Según informa el diario online Noticias 365, hace poco, el Tribunal Superior de Madrid había condenado hace poco a una profesora de Lingüística de la Universidad Antonio de Nebrija a pagar 3.249 euros a un alumno, por “daños morales e ideológicos causados al leer textos” de Noam Chomsky, el prestigioso lingüista y filósofo americano, cuyos textos son conocidos y leídos en todo el mundo civilizado.
La profesora leyó a su alumno textos de Chomsky sobre la crisis económica que asola el planeta, y según la demanda, el chico “derivó en lo personal del moderado conservadurismo a posturas radicales rozando el anarquismo”.
El abogado defensor de la profesora dice que los textos de Chomsky sólo eran “científicos y estrictamente lingüísticos sobre cosas tan poco ideológicas como la sintaxis y la adquisición del lenguaje”. La acusada llegó a ironizar con que “si esto prospera, habrá que plantearse pronunciar desde ahora ‘bilabial’ o ‘fricativa’, no vaya a ser que alguien me acuse de incitarle a tener relaciones sexuales como un conejo”.
Para agravar este incidente, el Gobierno en funciones decidirá en el próximo Consejo de Ministros modificar la LOMCE con un Real Decreto en donde obliga a los profesores de Filosofía, Literatura, Historia y Lingüística a advertir a sus alumnos de “potenciales riesgos colaterales de leer textos de determinados autores”.
Gorka Urriazu, portavoz de Educación de Podemos, horrorizado ante este caso y la nueva Ley, piensa que “si en vez de Chomsky, hubiera sido Menéndez Pidal o Lakoff, esto no pasaría”, conociendo el conservadurismo de ambos.
Un ataque así puede recordar a algo que pasó en EE.UU. hace casi un siglo, en 1925, en el Estado de Tennessee, cuando en un colegio de Dayton, el profesor John Scopes fue acusado por una Ley estatal ultrarreligiosa que “considera ilegal la enseñanza de cualquier teoría que niegue la Divina Creación del Hombre, tal y como se explica en la Biblia”.
Scopes enseñaba a sus alumnos libros que se basaban en las teorías de Charles Darwin sobre la Evolución de las especies. Scopes fue condenado, aunque su fianza era de apenas 100 dólares de la época. Hubo una obra de teatro basada en esta historia, “La herencia del viento” de 1955, que fue llevada al cine en 1960, con Spencer Tracy de protagonista.
En EE.UU., aún hay muchas zonas de la América profunda donde la Religión tiene tal peso que las teorías de Darwin, que casi todo Occidente considera como ciertas, son casi desconocidas. Es decir, que el considerado país más civilizado del mundo, tampoco tiene mucho que envidiar a los fanáticos de Estado Islámico que tanto nos horrorizan cuando les vemos en televisión reduciendo a escombros todo lo que su Religión no hubiera creado.