“Hasta el final, papá. Te lo prometo”. Hace pocas horas, Kiko Rivera publicó un sentido mensaje en Instagram a su padre muerto, que suena casi como una declaración de guerra. O una sentida promesa. O un mensaje directo al corazón de su madre, Isabel Pantoja.

Negro sobre blanco y fotos a muchos colores, la prensa del corazón ha hecho pasar cientos de páginas que los lectores ávidos de novedades del culebrón buscan, pero no es para menos y los personajes lo merecen: un afamado y millonario torero muerto, una tonadillera viuda muy joven y un hijo que reclama su herencia.

Es que Kiko Rivera, hijo menor de Paquirri, literalmente no conoció a su padre, muerto hace 36 años de una cornada ejerciendo su profesión y le espeta a su madre por su parte de la jugosa herencia.

Kiko Rivera le reclama a la madre su parte de Cantora

La revista Lecturas se hizo eco de los reclamos de Kiko Rivera y publicó recientemente un extenso reportaje al hijo de Paquirri e Isabel Pantoja, que enciende la mecha: La tonadillera se quedó con parte Cantora, a pesar que la voluntad del torero se había establecido de otra manera en el acuerdo prenupcial, que se firmó el mismo día de la boda en el año 1983: que la finca sería para Pantoja junto a su hijo menor. Otras importantes fincas fueron legadas a los hijos mayores.

Sucede que a la glamorosa boda entre los potentes personajes, Rivera llegaba aportando dos hijos de su primer matrimonio con ‘La Divina’ Ordoñez: Francisco y Cayetano. Y el torero arriesgaba su vida en cada arena, por lo que sintió la necesidad de dejar su voluntad y sus posesiones por escrito y bien a resguardo para sus vástagos.

Lecturas publica que el testamento que se firmó en Sevilla estipula que los bienes de Paquirri serían para sus hijos, quienes serían los herederos. Poco tiempo después, nacía Kiko y tan sólo un año y medio después de la boda, el matador moría en la arena. El menor de los Rivera tenía tan solo siete meses.

56 millones de pesetas gastó Pantoja para retener Cantora

Kiko Rivera quiere revisar el testamento dejado por su padre, porque, confiesa ‘me temo lo peor’, dentro del intrincado tejemaneje legal que tardó 36 meses en resolverse. Pese a lo abultado del legado, Isabel Pantoja dejó una suma exorbitante en el camino, en su afán de no dejar Cantora, la finca en donde ella había vivido con su marido. Lecturas estima el gasto en 56 millones de pesetas en gastos de abogados, tasas, impuestos.

Los hermanos mayores de Kiko, los también toreros Cayetano y Francisco, tuvieron infinidad de reclamaciones por la herencia y los recuerdos del padre: joyas de familia, trajes de luces, dinero en efectivo que se sabía que estaba en las cajas fuertes y que, según el Huffington Post, nunca recibieron de parte de Isabel Pantoja, quien declaró que fueron robados de Cantora en un poco comprobable evento.

El hijo menor del torero ha decidido honrar la voluntad de su padre

El hijo de la tonadillera en este caso y pese a sus temores, ha decidido ir a fondo y reabrir lo que haga falta del oscuro proceso de la herencia de su padre y de las decisiones de su madre para retenerla, al punto que denunció que por ejemplo, no cedió Cantora ‘a sabiendas’, sino que firmó lo que Isabel le pidió, confiando en su madre. Pero ahora, a los 37 años de edad, ha decidido honrar la voluntad de su malogrado padre y lo declara a los cuatro vientos.