Arturo Requejo, el joven vasco, un poco pasado de vueltas en aquel entonces, que revolucionó su edición de ‘Gran Hermano’, protagonizando algunas de las escenas más subidas de tono hasta aquel momento en la historia del reality junto a su compañera Indhira, que cayó en sus redes perdidamente enamorada. Un amor que acabó en peligroso triángulo cuando entró en la casa Carol, por la que Arturo se decantó, con el consiguiente ataque de celos de Indhira que le tiró a su compañera un vaso de agua con cubitos de hielo, lo que le costó la expulsión disciplinaria.

¡Qué tiempos aquellos en los que cualquier mínima agresión tenía consecuencias! GH Revolution en 2017, se saldó con la presunta violación de Carlota Prado, en estado de semiinconsciencia por ingestión alcohólica, a manos de su pareja José María López, mientras las cámaras seguían grabando. El delito está pendiente de juicio y supuso el fin sine díe de Gran Hermano.

Arturo y Merche una historia de amor con fecha de caducidad

Tras muchas idas y venidas, en 2014 Arturo iniciaba una relación sentimental con la cantante Merche que aportaba a la pareja una hija adoptada, a la que Arturo cuidaba y de la que se mostraba orgulloso. Arturo pasó de ‘tiburón’ a ‘hippie’ en un abrir y cerrar de ojos. La pareja vivía idílicamente en una finca cerca de Guadalajara, pero según su círculo más cercano hacía años que no estaban bien y discutían por todo, entre cultivos de tomates y lechugas.

Arturo confesaba a su entorno que no era posible vivir con Merche porque estaba siempre triste y que no había intimidad entre ellos desde hacía mucho.

En enero de este año se dieron un tiempo y durante ese período, Arturo tuvo un affaire con Alexia Rivas, que luego protagonizaría el ‘Merlosgate’ en plena cuarentena, paseando semi desnuda por detrás de Alfonso Merlos en un directo.

La cantante Merche, naturalmente no soportó la afrenta y dio por finiquitada su relación. Se comentó en aquel momento que Arturo pretendía recaudar dinero haciendo un 'Sábado Deluxe', contando cómo era Alexia en la intimidad.

El ‘tiburón’ se enamora, mientras sigue tratando de encontrarse a sí mismo

Y de nuevo tenemos a Arturo Requejo enamorado, esta vez de una yoguini (instructora de Yoga) de cabello rizado y de nombre Tamara, con la que convive desde el mes de junio en una casa retiro, para personas con problemas existenciales o exceso de estrés que quieren reconducir su existencia haciendo turismo rural y practicando yoga.

Arturo está en una nube: tenemos las mismas ideas en cuanto a la vida y se declara totalmente enamorado. Parece que en la ‘Morada de Letur’, situada en este pintoresco pueblo manchego, el vasco ha encontrado la calma que andaba buscando y que por lo visto su huerto en Guadalajara y su relación con Merche, no acababan de aportarle.

Su cabello largo y su vestimenta hippie, parecen estar en total armonía con su nuevo entorno y eso hace que esté pensando en hacerse yogui de la mano de su amada, para poder dar clases junto a ella. Namasté.