Si una cosa queda clara viendo la llegada hoy al hemiciclo de Soraya Saenz de Santamaría es la prepotencia que ha caracterizado a la plana mayor de este gobierno capitaneado por Mariano Rajoy Brey, que ayer apuraba sus últimas horas como presidente del gobierno en un restaurante. Se sabían vencidos pero aún así Soraya esta mañana, sonreía con altivez.

Estaba claro ayer que la dimisión no entraba en las premisas de Mariano Rajoy, entre otras cosas porque estaba convencido de que a pesar de los pesares, esta moción de censura no iba a llegar a buen puerto.

No contaba con el PNB.

Rajoy y el restaurante de la derrota

A pocos minutos del Hemiciclo, muy cerca de la emblemática Puerta de Alcalá, se reunió Rajoy junto con Fátima Báñez, Dolors Montserrat y la inefable María Dolores de Cospedal.

El restaurante de lujo y muy conocido, está especializado en pescados y en él se refugió Mariano Rajoy compartiendo con las ministras comida, merienda y cena.

El menú según cuentan los compañeros de ElPlural cuesta 55 euros y se especializa en pescados, aunque incluye de segundo solomillo de vaca gallega. No sabemos si la merienda sería tipo inglesa con té y pastas o más madrileña con churros y chocolate, para finalizar con una cena ligerita.

Rajoy quiso así evitar el bochorno de asistir en directo al fin de su reinado y abandonó el restaurante tras ocho horas que se le debieron hacer eternas, con una media sonrisa floja captada hábilmente por los fotógrafos.

Rajoy en el país de las maravillas

Poco antes de la votación ha aparecido Rajoy en el Hemiciclo y ha pedido la palabra para reconocer su derrota, felicitar a Pedro Sánchez como nuevo Presidente del Gobierno y marcarse poco menos que un chotis hablando de la bonanza que deja al conjunto de los españoles, de los numerosos fiascos, ni una palabra.

No ha hecho mención alguna al discurso vomitivo de Rafael Hernando que ha arremetido como un búfalo herido contra todos, pero principalmente contra Sánchez a quien ha tildado de ‘insignificante’ perteneciente a una izquierda irresponsable y temeraria y al que no le importa llegar a la Moncloa por la puerta de atrás.

Rajoy se ha mantenido sereno en su derrota, no le quedaba otra después de haberse comportado de forma anticonstitucional al no presentarse ayer por la tarde en el Congreso.

Esa Constitución a la que se han agarrado él y el resto de su ya derrocado gobierno como piojos en costura y que no dudó en saltarse a su conveniencia.

Con la derrota de Rajoy y el inmediato cese del Fiscal General del Estado, parece que se abre una nueva etapa de esperanza de que en España se pueda recuperar la democracia.