A poco más de un día para que arranque el segundo reality show de la temporada en Telecinco los rumores sobre quién será el concursante bomba que la dirección de Supervivientes 2018 ha venido escondiendo a modo de sorpresón se van acrecentando. No obstante, en las últimas horas, un nombre está emergiendo muy por encima del resto convirtiéndose en noticia en varios medios de comunicación que tratan la actualidad mediática.

Este no sería otro que el de la veterana periodista y colaboradora de Sálvame y Sábado Deluxe, Chelo García-Cortés, a quien nuestros compañeros de Cotilleo apuntan como la "bomba" de la edición de 2018 del formato de tele realidad más extremo de la televisión española.

Todo comenzaba hace una semana cuando su compañero de programa, Alonso Caparrós, revelaba en varios mentideros de la crónica social que sería Chelo quien completaría la plantilla de "robinsones" que este año viajarían a Honduras. Algo que cuadraba perfectamente teniendo en cuenta que hace años que en el cupo de concursantes de los realitys VIP hay un miembro del programa más polémico de la TDT patria.

Además, tal y como recuerda la cabecera citada anteriormente, si hay un colaborador de este programa que ha venido repitiendo por activa y por pasiva antes, durante y después de cada edición que anhela convertirse en una superviviente, esa es Chelo García-Cortés, por lo que por mucho que ella haya estado negando esta opción para este año a nadie se le escapa que su nombre nunca ha dejado de estar en ninguna quiniela al respecto.

Su complicado carácter, su lucha incansable por conseguir lo que se plantea y su dominio de la televisión son algunos de los factores que se podrían haber tenido en cuenta a la hora de valorar su incorporación ya que de acabar en la isla caribeña a nadie se le escapa que la comunicadora sería una de las grandes favoritas a ir pasando semanas y, por qué no, optar al jugoso premio económico que en esta edición se volverá a poner en liza.

El caché de Chelo García-Cortés, el principal escollo para su fichaje

Si hasta ahora la periodista no ha formado parte de ninguna de las ediciones emitidas, queda claro, no ha sido por ganas. El principal problema para su contratación residía en el elevadísimo caché que esta pedía por dejar sus muchas labores profesionales en España y poner rumbo a una isla en la que perdería toda la intimidad que tanto ha querido mimar durante su carrera.

No obstante, según se ha publicado, de los 30.000 euros semanales que esta habría comenzado pidiendo en las últimas fechas este se podría haber rebajado ya a 20.000. Una cantidad algo más accesible para la productora.