La valiente y tremenda denuncia que nos ofreció Jordi Évole en la nueva serie de reportajes de Salvados (La Sexta), sobre las trampas de la industria cárnica, tanto con sus trabajadores como con los animales del género que fabrica (los cerdos, en este caso), y con el alucinante desfile de cientos de cerdos enfermos, muertos, con malformaciones, tumores y toda clase de taras físicas, vistos en una granja murciana, que provee a el pozo, ha llegado al extranjero. Algo que siempre temen los fabricantes de cualquier producto con defecto grave, y las consecuencias empiezan a ser claras.

Delhaize retira ocho productos y Colruyt, uno

Las cadenas belgas Delhaize y Colruyt, que vendían varios productos de El Pozo, al enterarse de las “imágenes estremecedoras” de Salvados, han decidido retirarlos de la venta en sus supermercados de toda Bélgica. Ocho productos de El Pozo vendía Delhaize, y uno Colruyt.

El Pozo ha reaccionado, denunciando un “desproporcionado e injusto ataque”, y contando que lo que se filmó para Salvados era un “área de recuperación sanitaria”, donde se intenta recuperar a los animales que todavía puedan servir para el consumo humano, además de mostrar que al día siguiente, El Pozo envió a veterinarios urgentemente a analizar la granja de manera profunda. Y que ha decidido finalmente dejar de trabajar con ella, ante el encadenado de acontecimientos en contra suya.

Ussía acusa de todo a Évole

Toda clase de reacciones ha habido desde el día que Salvados emitió estas tremendas imágenes. Lo curioso es que entre dichas reacciones, a favor y en contra de El Pozo, está la que los apoya de Alfonso Ussía. Con la falta de tacto habitual que le caracteriza, en un tuit y en un artículo de La Razón, el polémico escritor y periodista mezcla churras con merinas al relacionar a Jordi Évole con Arnaldo Otegi.

Esto en el tuit, para luego, en dicho artículo, atacarlo sin piedad, definido esto por Periodista Digital de manera gráfica: “Alfonso Ussía destripa como un cochino a Jordi Évole por su último reportaje”.

Y ambos, Ussía y Periodista Digital, le acusan de actuar defendiendo intereses de otras empresas poderosas, como Casa Tarradellas, que vende tanto o más que El Pozo.

Aunque las acusaciones más absurdas son cuando dicen que Évole, en el fondo, es independentista, cuando él mismo ha dicho muy claro que no lo es.

Eso sí, Ussía también acusa a Évole de ir contra una granja murciana, cuando podría haber ido contra otras en Cataluña. Se olvida Ussía que al principio del reportaje, se contaba cómo una empresa sita cerca no lejos de Manresa o Vic explota a sus trabajadores, todos ellos extranjeros y algunos con dificultades en hablar las lenguas de aquí, en una situación totalmente precaria y con el estremecedor sonido continuo de los chillidos de los cerdos que ellos mismos van a sacrificar cada día.