No todo en la vida son malas noticias o esperas interminables hasta que las buenas nuevas llegan para colocarnos de nuevo una sonrisa. Algo que durante los últimos tiempos parecía estar necesitandoTerelu Campos a la que la suerte parecía estar dándole la espalda.
Sin embargo, las vacaciones de Navidad, en las que se la vio bailar y celebrarlo con familiares y amigos, fueron un aviso de lo que estaba por llegar. Las Campos volvían a la pantalla y esta, tras la emisión del segundo capítulo, se enteraba de que sus anheladas operaciones de estética se iban a poder efectuar y encima a coste cero.
Si se dejaba grabar, el proceso correría a cargo de la productora. Dicho y hecho.
No obstante, aún había un tema, menos personal pero sí profesional, que le acompañaba como una losa en una mochila. Esta no era otra que la necesidad de resarcirse tras tantos comentarios que habían vuelto a señalarla como "la cláusula" de su madre, indicando que no valía por sí misma y que solo su progenitora la había llevado a la Televisión.
De ahí que pidiera a los cuatro vientos una oportunidad para presentar que en las últimas horas por fin se daba, dejando claro que sus muchos años al frente de programas de televisión no se le han olvidado.
Sucedía en "Sálvame", cuando Jorge Javier y Kiko, en mitad del programa, recibían una información que requería de su análisis saliendo del plató para poder comentar a gusto lo que tenían entre manos.
Era en ese momento cuando le pedían a Terelu que se pusiera el mono de trabajo y tomase las riendas del programa.
Ni corta, ni perezosa, ni mucho menos cortada por la petición, ella se levantaba y empezaba a manejar el programa a su antojo alternando lo que sucedía en los pasillos de Telecinco con Kiko y Jorge con los comentarios del plató.
Se le veía a gusto, feliz y hasta sonreía. La oportunidad que venía reclamando le había llegado por sorpresa.
Telecinco, muy contenta con Terelu
Tal fue la acogida de su trabajo al frente de "Sálvame" que, a la conclusión del mismo, aseguran no le faltaron felicitaciones que la llenaron de orgullo. De hecho, tal y como recoge Lecturas, esta prueba de fuego podría ser el inicio de una nueva etapa de la hija mayor de María Teresa en la casa.
Y es que en 2018 acaba de empezar la temporada que acaba en verano y arranca de nuevo en otoño, donde habrá nuevos espacios. Veremos si uno de ellos, por fin, como le sucediera a María Patiño, cae en sus manos. La oportunidad se la ha ganado.