Ya lo dijo hace unos cuantos siglos atrás Friedrich Von Schiller: "La casualidad no existe y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas". Nada más lejos de la realidad. La victoria de José Luis, que para algunos ha sido tildada de merecida ha sido catalogada por otros como suerte o como consecuencia del mal hacer de sus contrincantes de concurso. Sin embargo, las fuentes que le han llevado a ganar Supervivientes 2017 son más profundas.

Y es que, son muy pocos los que conocen la historia, y en definitiva la vida, de este vasco afincado en la localidad albaceteña de Munilla, donde ejerce como pintor industrial tras finalizar en tercera posición en el talent show culinario de Televisión Española, "Másterchef".

Lo suyo es toda una historia de superación.

Desde muy joven el ganador de SV 2017 tuvo que ganarse la vida desempeñando distintos oficios que, poco a poco, le iban permitiendo ganarse la vida y formar una familia hasta asentarse en la ansiada clase media. Esa que carece de lujos, pero también de grandes necesidades.

Una realidad que le alejaba, de entrada, mucho de la inmensa mayoría de rivales por conseguir el premio de 200.000 euros que ya tiene en su casa. Y es que la vida de muchos de los famosos ha estado acompañada de un ciertos niveles de satisfacción anclados a sus vidas desde casi el mismo momento de nacer.

Esta realidad de José Luis le ha llevado a ser lo que popularmente es considerado como un "manitas".

Un tipo resuelto capaz de arreglar todo tipo de problemas y de ingeniárselas para solventar hasta aquello que no sabe. A base de fallo y repetición, y de tenacidad y espíritu de superación y mucho trabajo la vida le demostraba que todo era posible. Antes de ir a Honduras, se ponía, además, manos a la obra para mejorar sus habilidades de supervivencia, lo que le convertía en casi imbatible.

José Luis, el más preparado para ganar Supervivientes

Una mentalidad que este no dudó en llevarse consigo a Honduras. Allí, pronto se vio que era el más capacitado para hacer cosas que no había hecho nunca. Montar habitáculos con cuatro hojas, pescar dieciséis peces en una hora y un sinfín de actos de auténtico superviviente de los que la audiencia iba tomando nota.

Con esto y con todo, hay que recordar que José Luis estuvo a punto de abandonar el concurso tras sufrir un cólico nefrítico que lo mandó a la enfermería. Con dolores pero más ganas de seguir concursando este decidía volver demostrando que el dolor físico controlado no debe ser un problema para una auténtico "robinsón". Dicho y hecho. Al poco se convertía en ganador.