Momento de mucha tensión en la vida de Belén Esteban el que está atravesando en estos momentos. Muy poco después de que tuviera que abandonar el programa por el estrés que le estaba produciendo el juicio con Toño, la celebración de su victoria, la vuelta a los platós y las exclusivas que la han tenido más que ocupada llegaba la mayoría de edad de su hija Andreíta y una avalancha de informaciones con su pequeña como protagonista que todavía estaría asimilando la Princesa del Pueblo.

De hecho, sólo hay que ver cómo han sido las últimas declaraciones de la de San Blas ante los medios de comunicación notablemente nerviosa ante la expectación que está generando tanto la vida de su hija como todo lo que se está produciendo a su alrededor, incluyendo, claro está, las distintas reacciones de su entorno más hostil como son Toño Sanchís, María José Campanario y su ex marido, Jesús Janeiro, más conocido como Jesulín de Ubrique.

Después de que se especulara sobre la llamada o no llamada del padre de Andreíta a su hija, era ella misma la que confirmaba que, pese a lo que se había venido especulando al respecto, Jesulín sí que había llamado, felicitado y departido con su hija, con quien se había venido barruntando no tenía prácticamente relación el que fuera matador de toros.

Y es que el ex diestro, acorralado por la custodia que dejó en manos de Belén el crecimiento hasta la mayoría de edad de su pequeña, siempre aseguró ante los medios que le gustaría mantener más relación y contacto con su hija, pero que esto no era posible por los problemas que se iba encontrando cada vez que lo intentaba.

Algo que ahora, dado que Andreíta ya es mayor de edad y no tiene tutora legal que marque su vida, va a desaparecer acercando de manera evidente a un Jesulín que tendría la intención clara de retomar el tiempo perdido con su hija despertando todo tipo de recelos en la colaboradora de Sálvame.

Belén ya no podrá intermediar cada vez que Jesulín quiera hablar o ver a su hija, como hará próximamente

Belén Esteban, pues, ya no va a poder impedir que su padre la llame, se vea con su hija tanto como quiera y mantenga la relación fluida que hasta ahora no había tenido con ella de ahora en adelante. El filtro de llamar a su ex mujer cada vez que quería hablar o ver a Andrea Janeiro ha desaparecido para siempre y el rol de Jesulín va a cambiar tratando de ser mucho más cercano.

Algo que Belén, quien nunca ha hablado precisamente bien de Jesulín, temería.

A la espera de si ese primer encuentro se produce en Cádiz, Madrid o Birmingham parece claro que tendrá lugar pronto. Un beso de cumpleaños, un regalo y una charla están pendientes.