La muerte violenta de Claudi Guitart (Pere Arquillué, “Sé quién eres”) hace varias semanas había sentado mal a los fans de “La Riera”, el culebrón diario de TV3 que estaba ya en su octava temporada, prorrogada una más por falta de dinero para montar una nueva serie. Y por que era de los personajes más carismáticos de la serie, que sin él, las tramas de los secundarios, como la pareja de lesbianas, no atraían demasiado el interés de la audiencia.

Los últimos capítulos cerraron esas tramas secundarias para centrar el capítulo final de una hora en resolver ese enigma, ver si Sergi y Maribel por fin se reconciliaban y por si el malvado Emili Avellaneda (Pep Anton Muñoz, “Seis hermanas”, con un look calvo a lo Teniente Kojak) recibía su castigo.

Lo tercero se produjo al venir los Mossos d’Esquadra a la fiesta de inauguración de Emili y llevárselo detenido, delante de todos los invitados, acusado de matar a Claudi.

Maribel se irá en avión a Tokio para rehacer su vida, y Sergi la dejará irse. Pero un giro de guión dará una sorpresa final a esta inacabable historia de amor. Por que Sergi descubrirá en el coche de su pusilánime hermano Lluís que amañaron pruebas del asesinato de Claudi para cargarle el muerto, literalmente, a Avellaneda. Irá a enfrentarse con su madre Mercè (Mercedes Sampietro), sospechando lo peor: que ella misma lo mató. Y dijo que “No me gustaba lo que él se había convertido” para liquidarlo, endiosada y ofendida si no se le decía “Amén” a cada frase sentenciosa de su cosecha.

Desde el final de la primera temporada, ya conocíamos los espectadores la sangre fría y la prepotencia de Mercè, capaz de ahogar a su marido Ignasi en la piscina, la cual se convirtió desde entonces en un simbólico lugar del pecado original. Durante todo el capítulo, Mercè miraba la piscina como pensándose en acabar con su vida de una vez, visto que no lograba lo que ella deseaba, sus ambiciosos y megalómanos sueños dignos de cualquier persona endiosada como ella, que hábilmente escondía bajo un aspecto vulnerable.

Y al final no lo hace.

Y por lo de haber matado a su hijo, ella discutió a gritos con Sergi y Lluís, un toque de fábrica de los guionistas, de lo cual han abusado a lo largo de los más de 1.500 capítulos de “La Riera”, donde hubo más de 50 personajes muertos violentamente o de manera natural. Visto que su madre no cedía, Sergi, harto, grita “¡Esta familia está podrida!”, y se marcha con la promesa de no volverla a ver jamás, aunque ella, en su prepotencia, cree que sí volverá algún día.

Lluís, siempre pusilánime, también se larga ofendido, aunque luego recapacita y dice a su mujer que hablará pronto con su madre para ser algún día el nuevo dueño del restaurante familiar Can Riera.

Pero el final nos reserva una sorpresa: Mercè tendrá una aparición del fantasma de Claudi, no como el de su padre a Hamlet, el cual dice que la perdona, pero que muy pronto ella se reunirá con él, una profecía que la serie deja en alto, con música operística de fondo. Mercedes Sampietro redondeaba así la gran composición compleja de su personaje, dándole un aire vulnerable a ratos para mostrarlo como cualquiera de nosotros y menos odioso en el fondo.

En septiembre empezará un nuevo culebrón de sobremesa en TV3, del cual ya hablaremos aquí.

Se titulará “Com si fos ahir” (Como si fuera ayer), y contará con actores ya experimentados en estas series, como Marc Cartes (“Los mejores años”, “Kubala Moreno Manchón”), Montse Germán y Sílvia Bel (ambas de “Infidels”, otro clásico indiscutible de TV3). Su tono será muy diferente de “La Riera” y más cotidiano, como volviendo a “Los mejores años”, el primer culebrón de la cadena emitido en 1994.