Gran indignación ha ocasionado el caso de Tania Castro Paredes, concejal podemita que acaba de ser procesada por el Juzgado de lo Social número 5 de Vigo, tras perder la demanda en contra de uno de sus antiguos empleados. El individuo en cuestión trabajaba como camarero en la cafetería del Colegio Oficial de Arquitectos, y percibía el miserable salario de 413 euros mensuales por parte de Castro Paredes.

Castro Paredes, quien se encargaba de administrar el mencionado establecimiento y también es arquitecta de profesión, lo tuvo laborando sin contrato formal y tan pronto como fue elegida para ocupar su cargo en la formación morada, lo despidió sin contemplación alguna.

Esta situación se mantuvo desde el mes de noviembre del 2014 hasta enero del 2015. Durante febrero del 2015, Castro le ofreció por fin un contrato de carácter temporal, en el que se estipulaba que estaría en la cafetería a medio tiempo; es decir, tres horas diarias. No obstante, este requerimiento estuvo lejos de cumplirse, pues su mesero llegaba a hacer realmente hasta turnos de 12 y 14 horas; tanto por las mañanas como por las tardes, por un sueldo que ni de cerca se aproximaba a los 1,000 euros.

Para colmo de todo, se sabe que el sujeto tampoco estaba dado de alta en Seguridad Social.

Luego del período mencionado, Castro la había propuesto contratarlo formalmente por jornadas completas, más tan solo por dos semanas.

El 18 de junio del 2015 la cafetería cerró sus puertas; habían pasado solo cinco días desde que fuera electa como concejal en el Ayuntamiento de Cangas.

El camarero estableció una demanda que hoy ha dado sus frutos: se comprobó que la podemita lo estaba empleando sin contrato, por turnos extenuantes y un sueldo de risa. Si bien el empleo no estaba propiamente consolidado, el juez ha considerado que las acusaciones del mesero son procedentes y ahora, Castro tendrá que abonar una indemnización por valor de 1,383 euros, además de un sueldo de tramitación.

Es decir, los sueldos que se han acumulado desde el despido del empleado hasta la fecha oficial de la sentencia.

En un vano intento por apelar la decisión, Castro presentó a su hermana como testigo para declarar a su favor; misma que fue desestimada por el juez, debido al lazo familiar que compartían.

El demandante por su parte, presentó de testigo a uno de los propios consumidores en la cafetería, quien ejerce la abogacía como profesión.